Ecólogo y biólogo de la universidad Javeriana, oriundo del municipio de Circasia, Quindío, Nicolás Giraldo Echeverry es un joven que se ha inclinado por la práctica del deporte extremo denominado escalada en roca que, aunque poco conocido, viene tomando fuerza en el país.
El circasiano, que ha participado en la modalidad tanto a nivel nacional como internacional, piensa que esta es una actividad que se debe enseñar a niños y jóvenes como se hace en Europa. Sobre ello habló con LA CRÓNICA.
¿Cuál es el deporte que usted practica?
Yo soy escalador… practico la escalada en roca.
¿Qué diferencia hay entre el alpinismo y este deporte?
A pesar de que son deportes complementarios, muy afines, cada uno tiene un objetivo relativamente diferente, en este caso en la escalada hay muchas modalidades, pero en lo que a mí particularmente me interesa es la escalada en roca donde el propósito es escalar paredes de roca independientemente de su altura y el grado de dificultad, siempre son paredes de roca utilizando la menor ayuda posible de herramientas, solo empleando las manos y los pies, y mientras más grado de dificultad se presente más mérito tiene la subida, especialmente para mí. Mientras en el montañismo o alpinismo la meta es llegar a la cumbre o los picos nevados de las montañas, en estos casos a pesar de que hay varios estilos o formas de hacerlo, el objetivo siempre es llegar al punto más alto.
¿Qué reconocimientos tiene este deporte a nivel nacional y mundial?
En Colombia está apenas creciendo, es un deporte que cada vez lo practican más personas. Hay varios focos de escalada: Bogotá como uno de los más grandes, pero también está Cali con más aficionados, Ibagué, Medellín, Manizales, Armenia, pero sigue siendo un deporte que apenas está naciendo en el país, mientras que en Europa los escaladores son de cuarta y quinta generación, lo hacen desde comienzos del siglo pasado, tiene mucha más historia, se enseña incluso en los colegios, acá en Colombia estamos apenas construyéndolo.
¿Cómo nace el interés por la escalada en un joven circasiano?
Pues yo fui toda la vida impresionantemente ‘mico’ no había árbol en el que yo no me trepara, y lo que conocía de la escalada eran los muros pequeños que uno veía en los bazares de los colegios y en los parques en las fiestas de los pueblos, donde montaban un murito como de juguete, pero una vez estaba viendo un programa de Discovey Chanel y mostraron unos escaladores en un muro espectacular en Estados Unidos, desde ese momento quedé ‘picao’, motivado y me pareció algo impresionante, tenía 13 años, entonces en ese momento me puse a buscar en un directorio telefónico un muro de escalada y encontré uno en Bogotá donde por fortuna estaba ya viviendo y fui a escalarlo un par de veces, era el más grande de Colombia.
¿Qué pasó después de esta experiencia?
Todo esto pasó en el mes de noviembre, ya en diciembre se vinieron las vacaciones, entonces aquí en Armenia a todo el frente del hospital había un murito que se llamaba ‘Domo’, ahí empecé a escalar durante todas las vacaciones hace ya 9 años y desde ese momento quedé amarrado a este deporte.
¿Mientras tanto, qué decían sus padres?
Mi mamá desde el primer momento me apoyó de manera incondicional, a mi papá siempre le dio mucho temor y mucho susto que estuviera metido en eso, el prefería que yo fuera ajedrecista, que me dedicara al parqués, luego lo aceptó y ambos me han apoyado mucho en todas las competencias tanto a nivel nacional como internacional.
¿Hace poco estuvo en una competencia internacional?
Acabo de venir de la Patagonia, Chile, estuve en la torre del Paine, donde íbamos con la idea de escalar tres paredes muy grandes, dos de 1.000 metros cada una y la otra de 400, infortunadamente las condiciones climáticas estuvieron terribles y de los veinte días que permanecimos en el lugar solo tuvimos uno de buen clima y aprovechamos para escalar una pared de 700 metros de alto, que es la torre norte del Paine.
¿Qué se siente al estar a una altura de esas y con el vacío a sus pies?
Para mí es una alegría inmensa, al sentirse uno como una hormiguita en una pared gigante de granito, porque sucede que después de llevar uno varios años escalando, la emoción no la produce el vacío, la adrenalina se da al saber que estoy allí arriba pendiendo de una cuerda donde en cualquier momento un mal movimiento y uno se puede caer, la diferencia no la hace estar a 20 o 700 metros de altura, está es en que entre más alto más lindo y espectacular es el paisaje, donde todo se ve muy pequeño, maravillosamente hermoso y el ruido del viento que sopla de manera incesante, eso son instantes irrepetibles.
¿Qué le diría a los niños y jóvenes que se están iniciando en este deporte?
Bueno en estos momentos hay muchos niños que están mandando la parada, están haciendo muchas cosas de verdad difíciles, además en el país hay escaladores muy fuertes, algunos no se les ha dado la oportunidad de salir, tenemos en Colombia un campeón panamericano y un número cinco juvenil a nivel mundial. Yo les recomiendo a los que están iniciando, que sigan adelante y que sean responsables con ellos mismos y luchen por lograr sus metas.
Raúl Tiberio Forero Cortés
LA CRÓNICA