Marzo es el mes dedicado al artista plástico y durante la inauguración de la exposición “Alegría”, en el Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA), tuvimos la oportunidad de entrevistar a uno de los artistas que posee una amplia carrera profesional en el mundo de las artes; se trata de Salvador Llort, quién ha transcendido las fronteras nacionales al llevar sus piezas a otros países como Francia y Japón.

 

Háblenos de esta exposición “Alegría”, que tenemos acá en el MUNA:

Exposición Salvador Llort MUNA Esta es una exposición de más o menos trabajo de año y medio, porque mi obra nace en series y cuando tengo una serie suficientemente interesante, entonces veo de hacer una exposición como la que vamos a ver ahora. Mi obra en sí siempre ha sido muy alegre, colorida y de imágenes oníricas, ingrávidas, atemporales; son expresiones muy directas del alma. Entonces, curiosamente ahora esta serie, que coincidí en llamarla “Alegría”, creo que encaja en dar un poco de agua fresca al ambiente tan estresado que tenemos ahorita con la situación de violencia y todo esto, especialmente para los niños y para los jóvenes. Entonces yo creo que los artistas en cualquiera de sus ramas: música, pintura, teatro, poesía, deberíamos de dar a esa población un poco de alegría; un poco de tranquilidad y agua fresca, para contribuir a apaciguar esta situación en alguna forma.

 

¿Cuáles son las técnicas utilizadas?

Es una técnica que estoy utilizando y muy contento, porque es una técnica en cambas, en lienzo, pero es un lienzo crudo, virgen; entonces eso me permite que el acrílico, ya sea acrílico diluido o tintas acrílicas, me permitan trabajar esas difuminaciones de los colores. Al final ocupo unas capas de barniz, barniz acrílico para proteger el acabado final. Eso me permite también expresarme con dibujo, yo soy muy de dibujo, muy de línea curva, no línea recta y me permite expresar sueños o cuestiones de imaginación. Me siento muy contento con esta técnica que estoy utilizando y creo que va a seguir por un buen rato.

 

¿Puede  invitar para que las personas se acerquen a conocer esta exposición (abierta hasta el 31 de marzo)?

Me encantaría, de hecho yo considero que el MUNA es el lugar más importante para los artistas visuales en El Salvador, porque aquí se concentra un legado de los artistas prehispánicos en todo lo que son vasijas, que francamente podemos aprovechar para utilizar nuestras reales raíces que tenemos en El Salvador y encontrar nuestra propia identidad. No tenemos que andar copiando en el mundo, aquí tenemos suficiente y me agrada que ahora han elaborado dos murales que los trasladaron, los dos murales de mi maestro José Mejía Vides, y son dos murales fantásticos que se hubieran perdido y que ahora los tiene ya instalados en el MUNA. Eso quiere decir que la pintura, así como las cuevas de Altamira, petrograbados y todo lo prehispánico, está a las órdenes de los artistas de El Salvador. Este es el mejor lugar para llenar la imaginación.

Ya con su experiencia, me gustaría que diera un mensaje a los jóvenes artistas plásticos que están incursionando en esta rama del arte.

Es muy importante que tengan constancia. Esta rama del arte es muy difícil, igual que el teatro, que la música, igual que la poesía; es muy dificil vivir de este tipo de trabajo, pero complementándolo con otras actividades pueden definitivamente mantener su pasión que es lo importante, porque esa pasión nunca desaparece y hay que cultivarla. Entonces el asunto es tener ese equilibrio, más sin son personas jóvenes que van a tener una familia pues obviamente no van a depender de vender un cuadro cada seis meses. Yo recomendaría que no sea de la misma rama de la pintura porque entonces eso opaca su parte creativa real que es la pintura.

 

Rápidamente, háblenos un poco de su formación.

Yo creo que a muchos niños hay que darles la oportunidad cuando están en kínder y en primaria, de que exploren cuáles son sus habilidades, hay gente que desde chiquitos les gusta la música o el baile, o les gusta el teatro o la pintura. Yo creo que las escuelas deberían de tener esa oportunidad, para ofrecerles a sus alumnos si quieren deporte o creatividad. Aquí se dice “bueno y para qué van a enseñar arte en una escuela si los artistas se mueren de hambre”, pero no es cierto, lo que estamos hablando es de explorar la creatividad de los niños porque algunos se van a inclinar por una rama de pintura, por escultura, música o teatro, y otros van a ser arquitectos o van a ser ingenieros pero van a aplicar su creatividad, que es lo importante. En mi caso, tuve la suerte de, en vacaciones, cuando estaba estudiando en el Liceo Salvadoreño, de poder ir a tomar clases con el maestro José Mejía Vides, que fue para mí uno de los maestros más importantes y que más influyeron en mi obra, un hombre muy dedicado, muy humilde y muy conocedor de la pintura e insistía mucho en el dibujo, que es lo que francamente me hace feliz.