MI CIUDAD: QUITO

La ciudad tiene un pasado largo, latente, que todavía se puede vivir en muchas de sus calles. La historia tiene sus raíces en la tribu de los quitus, que habitó en el territorio antes de la llegada de los incas y los conquistadores españoles (y eso nos aclara el origen del nombre de la ciudad). El Reino de Quito y el Imperio Inca fueron importantes para el desarrollo precolombino del territorio del Ecuador, tanto que muchos de los héroes indígenas que combatieron a los conquistadores están ligados a este espacio geográfico: como Atahualpa, cabeza del Imperio, quien murió en manos de sus captores españoles en 1533, y Rumiñahui, quien se enfrentó con fuerza en contra de los invasores, a pesar de que no pudo contener el avance extranjero.

El viaje en el tiempo sigue y nos lleva al 6 de diciembre de 1534, fecha en la cual los españoles que vinieron a estas tierras fundaron San Francisco de Quito, con solo 204 colonos. Sobre el terreno que fue de los quitus e incas apareció una ciudad que únicamente ocupaba el espacio que ahora es conocido como el Centro Histórico. Los años pasaron, las construcciones se hicieron monumentales, sobre todo por la presencia de misiones católicas en la región. En el siglo XVI surgieron las grandes iglesias, como la de San Francisco, Santo Domingo, La Catedral y San Agustín. La vida de la gente giraba alrededor de estos centros de culto y, por eso, la religiosidad era un hecho incuestionable. Es en el Centro Histórico donde todavía podemos encontrar estas evidencias, sobre todo en “la Calle de las Siete Cruces” (cuyo nombre actual es calle García Moreno), en la que se pueden encontrar, en pocas cuadras de diferencia, siete iglesias de siete congregaciones distintas.

Quito, entonces, se volvió importante para los deseos independentistas de la región. Con figuras previas como Eugenio Espejo (un indígena que cambió su nombre para estudiar y ejercer como periodista y doctor y que fuera el motor de los reclamos por la independencia del territorio de España), muchos quiteños sintieron la necesidad de que surgiera un nuevo modelo de vida y se pudo, el 10 de agosto de 1809, dar el Primer Grito de Independencia en América. No fue fácil: muchos de los participantes fueron luego asesinados por los españoles. Pero, en todo caso, la semilla se plantó. Casi 20 años después, ya con el apoyo estratégico de Simón Bolívar (creando La Gran Colombia, de la que luego el país se retiraría) nació Ecuador, donde Quito fue tomada como la capital de la nueva nación.

Desde entonces, en Quito ha pasado mucha de la historia importante del Ecuador (historia que incluye muerte de presidentes, golpes de Estado y defensa de la legitimidad política). El 18 de septiembre de 1978, la UNESCO declaró a Quito como Primer Patrimonio Cultural de la Humanidad, como un intento de preservar su lado colonial, en el Centro Histórico. Este es el más imponente de toda Sudamérica (en realidad, no hay otro centro en la región con las características y magnitudes del de Quito). En la década de los 80, la ciudad creció y empezó a desarrollar una conciencia turística que, hoy en día, en el siglo XXI, aparece como la certeza de que una visita a Quito no es solo sinónimo de una historia poderosa, sino del trato amable y conciencia de que quien visita la ciudad se lleva de vuelta algo de ella.

(Fuente: http://www.quito.com.ec/la-ciudad/sobre-quito)