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Carnaval de Rio

Una de las fiestas más grandes, quizás la mejor y más famosa, es el Carnaval de Rio de Janeiro. Si piensas visitar Rio de Janeiro, debes pensar seriamente en hacerlo en época de carnaval.

Aunque el Carnaval como tal, solamente dure 5 días, los cariocas inician los preparativos y los festejos muchos meses antes. El Sambódromo, que es el lugar en el cual desfilan, cantan, bailan y se presentan todas las escuelas de samba de Rio y de Brasil en el carnaval, es visitado por los próximos participantes con mucho tiempo de anticipación para estructuras sus bailes, elegir la música, practicar y ensayar.

Además de los propios organizadores, bailarines, diosas de la samba, tamboreros y músicos que participarán directamente en el Carnaval de Rio como parte de la procesión-espectáculo, los cariocas de Rio se unen de diferentes maneras a ellos, organizando conciertos en teatros, explanadas, bares y café, motivando al turista visitante a disfrazarse, a bailar y formar parte de todo un conglomerado de colores, ritmos y sabores que invaden la ciudad durante un mes y que estalla en los 5 días previos al miércoles de ceniza.

Unirse a las bandas es una manera de que te agregues al Carnaval de Rio en un estilo muy carioca, pues músicos, tamboreros y algunos samberos, van por las calles derrochando música, mientras tú vas tras ellos acompañándolos en su recorrido por las principales avenidas, barrios y plazuelas de Rio.

Aunque la ciudad vive por y para la fiesta, debes ser proactivo e investigar que actividades, eventos, foros y características particulares del carnaval en proceso, es el que vas a vivir. Hay lugares destinados para orientarte como
turista y no perderte en el mundo carnavalesco. Riotur, es una de esas organizaciones encargadas de difundir el carnaval y de promover la participación en el, sin la necesidad de ser carioca, católico ó brasileño.

Historia del Carnaval de Rio

Las celebraciones de carnaval fueron llevadas a Brasil por navegantes españoles y portugueses, donde se mezclaron con la cultura afro-brasileña, adquiriendo su carácter especial, y se asocian con desfiles con carrozas, disfraces, bailes populares y excesos.[1] A pesar de la inspiración católica, sus orígenes europeos se remontan a una clase de carnaval llamado introito («entrada» en latín) y entrudo en idioma portugués, que se caracteriza por el juego de tirarse agua de una persona a otra para purificar el cuerpo. El entrudo fue prohibido sin demasiado éxito a mediados del siglo XIX, porque era considerado violento por las clases sociales altas (se dice que algunas personas morían por infecciones y otras enfermedades debido a que algunas veces se lanzaban frutas podridas).

Carnaval de Recife

Los blocos (bloques), otro nombre para los cordões, son algunas de las actuales representaciones del carnaval popular de Brasil. Están formados por personas que se disfrazan de acuerdo a ciertos temas o celebran el carnaval de forma específica. Las escuelas de samba son verdaderas organizaciones que trabajan todo el año con el objetivo de prepararse para el desfile de carnaval, son especialmente notables los desfiles en el Sambódromo, estadio diseñado por el arquitecto Oscar Niemeyer, en el que unas 70.000 personas se dan cita cada año.

El Carnaval de Río, Opciones de Entradas

Las entradas del Sambódromo se clasifican en 4 tipos en función de los servicios que ofrecen y del presupuesto disponible. Las Tribunas ofrecen un espacio en las grandes gradas de cemento y son las entradas más económicas. La zona de butacas ofrece asientos numerados y los palcos abiertos disponen de 6 plazas. Los camarotes de lujo son los ingresos más caros, ideales para grupos. Las entradas en estos servicios VIP incluyen bufé, bebidas liberadas, camarero y servicio de seguridad.

Museo Histórico Nacional

El Museo Histórico Nacional de Brasil (en portugués, Museu Histórico Nacional) se ubica en el centro histórico de Río de Janeiro, Brasil. Creado en 1922, posee en vasto acervo de más de 287.000 piezas, entre las cuales se encuentra la mayor colección numismática de América Latina. El complejo arquitectónico que cobija al museo tiene su origen en la construcción del Fuerte Santiago, uno de los lugares estratégicos para la defensa de la ciudad de Río de Janeiro.

Historia

Creado en agosto de 1922 por un decreto del presidente Epitácio Pessoa, el Museo Histórico Nacional empezó sus actividades en octubre de ese año, al integrar la Exposición del Centenario en dos cuartos especiales de la Casa do Trem (Depósito de municiones).

A lo largo de estos 75 años de actividades continuas, el Museo reunió la mayor colección a cargo del Ministerio de Cultura y se ha convertido en un centro importante de cultor, al ocupar gradualmente todo el complejo arquitectónico. El Museo llegó a ser internacionalmente conocido en los años 1940, debido a que fue el primero en realizó un curso oficial de museología que sirvió como punto de inicio para la formación de otros museos brasileños importantes.

La Biblioteca del Museo contiene más de 57.000 títulos, muchos de los cuales datan de épocas tan anteriores como el siglo XV, así como 50.000 documentos y fotografías.

Ubicado en el corazón del centro histórico, entre el Aterro do Flamengo y el aeropuerto Santos Dumont, el Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro alberga una de las más importantes colecciones de todo Brasil, con más de 287.000 piezas que van desde la época previa a la llegada de los portugueses, hasta los inicios de la República.

 

Playa de Ipanema

La playa de Ipanema creció a la sombra de Copacabana, alejado del centro, pero no tardó en convertirse en sinónimo de arena blanca, música y descanso. En alguna época símbolo de la cultura carioca y cuna de la bossa nova, hoy el barrio es el poseedor del metro cuadrado más caro de América latina y sinónimo de los comercios más refinados de la ciudad.

Ipanema está ubicado entre Leblon, la lagoa Rodrigo de Freitas y Arpoador, aunque este último no es un barrio (pese a lo que digan los cariocas) sino apenas una adorable zona de tránsito hacia Copacabana.

Primero fue territorio de pescadores, quienes no dudaron en bautizar al barrio como Ipanema, Aguas peligrosas en tupí guaraní. Pero una vez que en Copacabana no hubo más lugar para construir, la clase alta carioca se mudó al barrio donde pasaban las tardes artistas como los creadores de la bossa nova.

Estadio Maracaná

Cuando se conoce el Estadio Maracaná de Río de Janeiro se corrobora que el fútbol es una parte fundamental de la identidad y de la cultura carioca. Conocido no sólo en Brasil sino a nivel internacional como el Templo del Fútbol, el Maracaná es el mayor estadio del país y durante años ostentó el título de ser el más grande del mundo.

Jugar en el Maracaná y por supuesto ganar en él, ha sido siempre uno de los grandes sueños de todo futbolista profesional. El ambiente que se vive en este estadio, es difícilmente superado por ningún otro en el mundo. Por su césped han desfilado las más destacadas estrellas del fútbol mundial como Pelé, Ronaldo y Maradona, pero también ha sido escenario de multitudinarios eventos artísticos como los conciertos de Paul McCartney, Frank Sinatra, Madonna, The Rolling Stone o el brasileño Roberto Carlos, entre otros.

Historia del Estadio Maracaná

Oficialmente llamado Estadio Mário Filho, este icónico estadio fue inaugurado el 16 de junio de 1950 para acoger el Mundial de Fútbol que se realizó en Brasil ese mismo año, con el nombre de Estadio Municipal de Maracaná. Años más tarde, en 1964 se le cambió el nombre por el de Estadio Mário Filho en honor al fundador del diario Jornal dos Sports, pero a pesar de los años, el estadio sigue siendo conocido simplemente como el Estadio Maracaná.

Durante más de cuarenta años, el Maracaná tuvo una capacidad máxima de hasta casi 200.000 personas (muchas de las cuales estaban de pie), lo que fue todo un record pero representaba un peligro. El 12 de julio de 1992, durante un partido del campeonato de Brasil, entre dos equipos de fútbol de Río de Janeiro, el Flamengo y el Botafogo, ocurrió un grave accidente, se desplomó parte de las gradas haciendo que más de medio centenar de personas cayeran al vacío y ocasionando la muerte de 3 de los espectadores. Debido a este fatal suceso, el Estadio Maracaná fue remodelado para acoger un máximo de 130.000 personas.

Catedral Metropolitana

Oficialmente llamada Catedral de São Sebastião do Rio de Janeiro, la Catedral de Río de Janeiro, también conocida como Catedral Metropolitana, es una monumental construcción que sorprende y mucho. Por fuera, su peculiar forma piramidal cónica la hace única y, por dentro sus impresionantes vitrales  producen un efecto de luz realmente fascinante. Es sin duda el monumento más destacado del centro de Río.

A pesar de la antigüedad de la ciudad y del papel protagónico que ha jugado a lo largo de la historia de Brasil, la moderna Catedral de Río de Janeiro que vemos hoy en día, es la primera catedral como tal que ha tenido la conocida como la Ciudad Maravillosa. El papel de Iglesia Catedral Católica fue atribuido a lo largo de los años a diferentes iglesias como la Iglesia do Morro do Castelo, la Iglesia de Santa Cruz dos Militares y la Iglesia Nossa Senhora do Carmo. Fue recién en 1964 cuando se puso la primera piedra para la construcción definitiva de una catedral para Río.

Situada en el corazón financiero de la ciudad y fácil de distinguir desde todos sus miradores, la Catedral Metropolitana de Río de Janeiro no deja indiferente a nadie. Obra del arquitecto Edgar de Oliveira da Fonseca, los números de la gigantesca iglesia, impresionan: 75 metros de altura externa, 106 metros de diámetro externo y 96 metros de diámetro interno, cuatro magníficos vitrales de 64,50 x 17,80 x 9,60 metros cada uno, y una capacidad para 20.000 personas de pie ó 5.000 sentadas.

Cerro Pan de Azúcar

El famoso Cerro Pan de Azúcar o Morro Pão de Açúcar, como se llama en portugués. En el barrio de Urca, justo a la entrada de la Bahía de Guanabara, se encuentra uno de los lugares turísticos de Río de Janeiro más emblemáticos, que se ha convertido en todo un icono de la ciudad,

Se trata de un espectacular pico monolítico de granito, prácticamente sin vegetación, que se alza directamente sobre el mar como parte de una península que se adentra en el Océano Atlántico. De los muchos morros que hay en la ciudad, el Cerro Pan de Azúcar es el único con estas características, lo que le confiere un encanto incomparable y permite que desde su cima, a 396 metros de altura, se tengan vistas privilegiadas de Río de Janeiro y la Bahía de Guanabara.

No se sabe con certeza de dónde proviene el nombre de Pan de Azúcar pero hay dos teorías que son las más aceptadas. La primera, sostenida por el historiador Vieira Fazenda, señala que el nombre fue dado por los portugueses entre los siglos XVI y XVII, quienes comparaban la forma del morro con la de los “pãos de açúcar” (panes de azúcar), unos bloques de azúcar de forma cónica, hechos así para transportar más cómodamente este producto a Europa desde Brasil, luego de procesada la caña de azúcar.

La segunda teoría sostiene que el nombre viene de la palabra “Pau-nh-açuquã”, que en la lengua Tupi de los indios Tamoios (primitivos habitantes de la Bahía de Guanabara) significa cerro alto, aislado y puntiagudo. Pero éste no ha sido el único nombre del morro, a lo largo de su historia, el Cerro Pan de Azúcar de Río de Janeiro ha sido conocido también como “Pot de Beurre” o “Pot de Sucre”, nombres que fueron dados por los primeros colonos franceses, y “Pão de Sucar” o “Pão de Assucar”, en portugués antiguo.

En cualquier caso, sea cual sea el origen del nombre del Pan de Azúcar, este sorprendente morro no sólo es uno de los mayores atractivos turísticos de Río de Janeiro sino que se trata de un lugar clave en la historia de la ciudad porque fue aquí, a sus pies, donde el portugués Estácio de Sá fundó la ciudad de São Sebastião do Rio de Janeiro el 1 de marzo de 1565.

Cristo Redentor del Corcovado

La imagen del Cristo Redentor o Corcovado es posiblemente la primera imagen que le viene a la mente a cualquier persona que piense, no sólo en Río de Janeiro sino en todo el país en general. Se le conoce también como el Cristo de Río de Janeiro o el Cristo de Brasil. Ver en primera persona esta impresionante imagen, reconocida a nivel mundial, es sin lugar a dudas una de esas experiencias que aceleran el corazón y se quedan marcadas en la retina para siempre. No sólo es la escultura Art Decó más famosa del mundo, sino que desde el 2007 es también una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno  un título que se merece y mucho.

Las medidas de esta gigantesca escultura son simplemente increíbles: la altura del Cristo Redentor es de 30 metros y pesa 1.200 toneladas. Se levanta majestuoso sobre un pedestal de 8 metros de alto, justo en la cima del Cerro del Corcovado, a 710 metros sobre el nivel del mar, dentro del Parque Nacional de Tijuca. Es posible verlo casi desde cualquier parte de la ciudad, por eso se dice que desde su enclave privilegiado el Cristo abraza y protege a la “Cidade Maravilhosa” (Ciudad Maravillosa), como se conoce a Río.