La Virgen de El Panecillo, también conocida como Virgen de Quito por el nombre de la escultura en la que está inspirada. Está ubicada sobre la cima de la colina de El Panecillo, una peculiar elevación con forma de un pan pequeño que se encuentra emplazada en pleno centro de la urbe y sirve de telón de fondo al Centro Histórico de Quito.
Con sus 30 metros y 11 más si se suma la base, ocupa el lugar número 58 entre las estatuas más altas del mundo, superando incluso al famoso Cristo Redentor de la ciudada de Río de Janeiro. Es además la escultura de aluminio más alta del planeta.
Antecedentes
Bernardo de Legarda era uno de aquellos maestros mestizos que hicieron brillar el arte quiteño de la época. En 1732 fue contratado por los padres franciscanos, quienes deseaban una imagen de la virgen de la Inmaculada Concepción para uno de los retablos de las capillas laterales de la monumental Iglesia de San Francisco que regentaban en la ciudad de Quito. Poniéndose manos a la obra, tomó una pieza de madera de apenas 30 centímetros. La imagen tallada por Legarda tenía sus antecedentes en esculturas españolas del siglo XVII, pero en esa costumbre de los artistas quiteños de enriquecer y barroquizar todo, llenándolo de adornos que representaban la comunión de las culturas indígena y española, logró crear una Virgen que casi parecía moverse, graciosa, dinámica y a la vez serena. El detalle tan peculiar de las alas, que no se había visto en ninguna Virgen creada antes, obedecía al pensamiento de Legarda de que si no las ponía, sus santos no podrían llegar al cielo.
La Virgen representaba la Inmaculada Concepción, como era lógico pues ese había sido su encargo; pero también representaba la asunción al cielo, detalle expresado con las alas; y también el triunfo de la iglesia sobre el pecado, representado por la serpiente que es aplastada por la Virgen con sus pies mientras la mantiene atada con una cadena.
Además de su nombre popular de Virgen de El Panecillo, el monumento es también conocido como Virgen de Quito, con el que es conocida por los expertos del mundo y también Virgen del Apocalipsis; este último basado en el parecido de la imagen con la representación de la mujer que aparece en el libro final de la Biblia católica, por lo que en la base de hormigón se encuentra una placa nombrada «La Mujer de la Apocalipsis (Cap 12)» escrita por el Padre Jesús Rigoberto Correa Vázquez, la cual dice:
¿Quién es esta mujer, de sol vestida, reina, de doce estrellas coronada, portentosa señal, airosa, alada, que al firmamento se remonta erguida? ¿Quién es esta mujer engrandecida, que a sus plantas la luna ve postrada, mantiene a la serpiente encadenada y entre todas es la única escogida? Es María, la Virgen, la esperanza mostrada, en el edén, a cielo y tierra, en quien Dios se encarnó y entró en la historia. Es la Madre de Dios, flor de la alianza, la mujer fuerte que al infierno aterra, la esclava del Señor, la asunta a gloria.