Valles Calchaquíes

Los Valles Calchaquíes ocupan una amplia zona de noroeste tucumano. El nombre de esos valles, que se extienden como una larga franja fértil repleta de zonas aptas para la vitivinicultura, recuerda a la vieja etnia calchaquí, que viviera en esta zona en las épocas prehispánicas y cuya cultura terminaría desapareciendo en el siglo XVII tras 100 años de guerras contra los invasores españoles.

El tiempo ha pasado largamente desde la derrota de los calchaquíes, pero muchos de los habitantes de la zona descienden de una forma u otra de aquella etnia prehispánica. Una gran parte de estos descendientes viven en el pequeño pueblo de Amaicha del Valle, ubicado en la ladera occidental de la Sierra del Aconquija, casi en el límite entre Catamarca y Tucumán.

Amaicha es una comunidad indígena cuyos habitantes se rigen por instituciones ancestrales como el Cacicazgo y el Consejo de Ancianos, ambos heredados de las épocas en la que las etnias precolombinas habitaban la zona. Caracterizado por los rostros cobrizos de su gente, este pueblo es un lugar único, que pareciera haberse detenido en el tiempo. Nadie que llegue hasta la zona de los Valles Calchaquíes debe dejar de conocerlo.

Muy cerca de Amaicha se encuentran las Ruinas de Quilmes. Accesibles a través de un corto camino de ripio que se bifurca desde la ruta 40, estas ruinas constituyen los restos de lo que fuera uno de los asentamientos prehispánicos más importantes de la zona.

Allí habitaron los Quilmes, una etnia diaguita que luchara ferozmente contra los conquistadores hispánicos antes de ser derrotada. Quienes sobrevivieron a esas luchas fueron trasladados a más de 1.200 kilómetros a pie, hasta Buenos Aires, a una zona cercana al Río de la Plata en la que luego se asentaría la ciudad de Quilmes, cuyo nombre recuerda a aquellos cautivos.

Las primeras horas de la mañana son las mejores para visitar las ruinas, cuando el sol aún oblicuo va iluminándolas lentamente con tonos amarillos.

Los valles Calchaquíes se encuentran bañados por el río Calchaquí que recorre los valles de norte a sur y, más al sur, por el río Santa María de sur a norte. Ambos confluyen próximos a la localidad de Cafayate formando el río de las Conchas.

El límite norte o inicio de estos espectaculares valles se encuentra cerca de la frontera de Salta con la de la provincia de Jujuy en donde entroncan a través del Valle de Lerma con la Quebrada de Humahuaca.

En toda su extensión, los valles se encuentran sembrados de pueblos antiguos y sitios precolombinos y coloniales, en gran medida intactos, como Cachi, Amaicha del Valle, Santa María, Cafayate, San Carlos, Angastaco, Molinos, Seclantás, entre otras.

El valle de Tafí en la provincia de Tucumán conecta al centroeste de los valles Calchaquíes con la gran llanura chacopampeana, la imponente quebrada del Toro en el extremo noroeste de los valles Calchaquíes (en la provincia de Salta cerca de la provincia de Jujuy) conecta a los valles Calchaquíes con el elevado Altiplano.

Rodeado de las cumbres más altas de la Cordillera Oriental, puede destacarse como el más alto el Nevado de Cachi. Cabe destacar que esta cumbre (6300 msnm) no forma parte de las Sierras Pampeanas (cumbres del Aconquija y cumbres Calchaquíes, Sierras del Cajón o de Quilmes), sino de la cordillera de los Andes o a lo sumo precordillera de San Juan.

La grandeza de los colores, formas y relieves que ofrecen los Valles Calchaquíes se encuentra acompañada por la abundancia de formaciones geológicas muchas de ellas producidas por la erosión. Existen valles laterales muy estrechos que se destacan por la abundancia de curiosas formas geológicas, entre las que se destacan la Quebrada de las Conchas y la Quebrada de las Flechas.

Actividades recomendadas en los Valles Calchaquíes: