Desde 1849, el mítico Cementerio de los Ilustres se conserva como uno de los principales camposantos salvadoreños. Contiene más de 400 tumbas pertenecientes a importantes familias y personajes distinguidos de la sociedad salvadoreña.
Este lugar es de gran interés histórico y artístico debido a los detalles de su construcción y la belleza de sus estatuas talladas en mármol que fueron elaboradas por escultores europeos y salvadoreños.
Los residentes del Cementerio
Situado en lo que un día fue una zona exclusiva y esplendor arquitectónico de la capital, en el Cementerio de Los Ilustres descansan los restos de los expresidentes de la República Gerardo Barrios, Manuel Enrique Araujo y Francisco Morazán. También distinguibles artistas del país como los escritores Salarrué, Arturo Ambrogi, Claudia Lars y Alfredo Espino, además de músicos como el paraguayo Agustín Barrios Mangoré.
También, icónicos personajes políticos contemporáneos reposan en él, como el revolucionario Farabundo Martí, el fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista de El Salvador (ARENA), Roberto d’Aubuisson y el dirigente del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) Shafick Hándal.
Este camposanto está abierto al público. Entre sus senderos puede apreciarse la belleza de las esculturas de mármol blanco y mausoleos de valor artístico que guardan los restos de miembros de familias pudientes de San Salvador y el país. Se dice que muchas de las obras fueron pedidas en el extranjero, especialmente a Génova, Italia.
En este cementerio se hallan una variedad de figuras religiosas en diferentes poses en tamaños de grandes proporciones y otras con características peculiares que denotan el estatus de la familia o los antecedentes en vida del difunto. Muchas de ellas se han vuelto parte del paisaje del lugar y de la memoria popular.
Este sitio alberga figuras míticas, entre las más vistosas es la de “Luperca” mejor conocida como “La Loba” que amamanta a Rómulo y Remo. Este mausoleo corresponde a la Assitenza Italiana. También puede observarse a “La Novia” (Lidia S. Cristales de López), escultura en honor a la fallecida en 1924; existen relatos de apariciones en el sitio y contrapuestas versiones de su muerte, entre las que se manejan es que falleció momentos antes de contraer matrimonio y otras versiones aseguran que sucedió después. Del mismo modo puede apreciarse el avión que alude al piloto italiano Enrico Massi, fallecido en 1923. También la figura de “la moto” en la que murió su dueño, J. Francisco Sandoval en 1948.
Hoy en día, la Policía de Turismo brinda un tour nocturno mensual. La visita cobra un interés especial ya que cuenta con la guía de destacados historiadores salvadoreños.