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ESENCIAL COSTA RICA

Esencial Costa Rica, es el concepto para promover y dar a conocer este hermoso país.

Costa Rica se extiende majestuosamente desde el océano Pacífico hasta el Mar Caribe y su distancia es tan solo 200 millas. Su porción de tierra ocupa solamente 20 mil millas cuadradas.

Si se hace un recorrido por las provincias de Costa Rica, es fácil darse cuenta de que en ningún otro lugar se pueden encontrar campos con tantas variaciones de paisaje y clima como aquí.

Costa Rica es uno de los destinos turísticos más preciados del planeta. Este pequeño pedazo de tierra reúne todos los componentes necesarios para satisfacer el gusto de miles de viajeros que la visitan cada año.

La división territorial de Costa Rica incluye 7 provincias a saber San José, Alajuela, Cartago, Heredia, Guanacaste, Puntarenas y Limón; que juntas ofrecen un atractivo destino turístico de posibilidades casi ilimitadas, y que incluyen extensos bosques lluviosos, volcanes, ríos que se pasean por las montañas, playas y muchos recursos naturales resguardados por una importante organización de parque nacionales y reservas forestales.

En Costa Rica, abundan las atracciones naturales y, ¡el cielo es el límite! Los parques nacionales, las selvas tropicales, los bosques nubosos, los volcanes, las cascadas y las olas mundialmente famosas de este lugar entusiasman a visitantes de todas las edades.

Selvas tropicales y bosques nubosos de Costa Rica En Costa Rica, puede encontrar diversas maravillas ecológicas como selvas tropicales y bosques nubosos. Tómese una tarde para caminar por una selva tropical y observar atentamente la flora y fauna silvestres, y las aves exóticas que allí habitan. Para vivir una verdadera aventura, embárquese en un canopy tour con tirolesa.

Existen varias opciones para realizar tirolesa cerca de nuestro Resort, como el parque tropical Turubari y el parque de aventuras Vista Golfo. Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde Sentirá que está caminando entre las nubes a medida que explora el ecosistema maravillosamente único de la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde. Dé un paseo por la fl ora y la fauna exóticas rodeado de la fresca neblina que envuelve la reserva; en este bosque, hay más de 2.000 especies de plantas y árboles. Atrévase a acercarse a animales salvajes como jaguares, pumas, monos, tucanes, pájaros campana, pavas y más. Incluso puede encontrar un sapo dorado, una especie de sapo que solo puede encontrarse en el Bosque Nuboso Monteverde. Recorra los senderos, camine por puentes peatonales, realice paseos en rapel o canopy; con una maravillosa vista aérea de las copas de los árboles. Los paseos por puentes peatonales y los canopy tours fueron diseñados por científicos para estudiar los árboles sin molestar a las plantas y a los animales salvajes, son una forma única y de explorar el bosque nuboso sin dañar el medio ambiente.

Para los visitantes, es maravilloso caminar o realizar tirolesa por el bosque, mientras disfrutan de una vista panorámica y aérea de este magnífico escenario. Por lo tanto, pase el día en la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde y descubra una de las atracciones ecológicas más imponentes de Costa Rica. Manuel Antonio Si desea pasar un día de actividades, aventuras y naturaleza, visite Manuel Antonio, uno de los parques nacionales más visitados de Costa Rica. Aquí, personas de todas las edades pueden formar parte de la naturaleza y descubrir el verdadero encanto de Costa Rica. Abundan magníficas playas, excelentes olas para hacer surf, senderos para excursionismo y plantas tropicales. Las selvas tropicales exuberantes albergan muchas especies de aves y animales salvajes, como el guacamayo escarlata, monos aulladores y monos ardilla, perezosos de dos dedos, iguanas, armadillos y más. Carara Ubicado en la Costa pacífica en el camino entre Puntarenas y Jaco, el Parque Nacional Carara es uno de los lugares más bonitos para visitar. El parque ofrece una interesante unión de varios ecosistemas, como pantanos, lagunas y bosques en galería.

El lugar preferido de los observadores de aves; los visitantes pueden ver el raro guacamayo escarlata como así también una amplia variedad de aves salvajes. A los visitantes de todas las edades les encanta ver muchos de los monos, cocodrilos, zarigüeyas, perezosos, boas, jaguares, ciervos de cola blanca y otros animales que hicieron de este lugar su hábitat. Quizás el mayor atractivo es la gran diversidad de árboles de Carara, el parque cuenta con diez de las maderas más singulares y raras del país. Visítenos, camine entre estos imponentes gigantes y sea testigo del exquisito oasis natural y de sus alegres habitantes. Paseo por manglares para ver guacamayos escarlata Descubra la impactante belleza de nuestros manglares mientras conoce la historia de Puntarenas.

Durante este paseo en bote por los manglares, encontrará cocodrilos gigantes, perezosos, monos aulladores, monos araña, coatíes, aves acuáticas y muchos otros curiosos habitantes del manglar. Volcanes de Costa Rica Volcán Arenal y Fuentes termales Este coloso volcán de 1.657,2 metros/5.437 es el más activo y joven de Costa Rica. Tiene unos 7.000 años y muchas erupciones. Actualmente, los visitantes pueden ver el sorprendente fenómeno desde una ciudad cercana a la base, y ser testigos de un fogoso despliegue de lava que cae por la montaña.

En la zona del Arenal, también hay un sinnúmero de actividades y entusiasmo ecológico. Recorra, realice cabalgatas, dé un paseo en canopy, haga excursiones en rafting o con bicicletas de montaña; deténgase y sumérjase en una de las relajantes fuentes termales. Hay tanto para hacer que no un solo día no le alcanza. Volcán Poas El volcán Poas es un maravilloso lugar, con varios cráteres, bosques y una vista espectacular. Con más de 2.438,4 metros/8.000 pies, Poas tiene casi 1,6 kilómetros/1 milla de diámetro con una piscina sulfúrica de agua de lluvia que burbujea y emite humo. La mañana es el mejor momento para visitarlo, ofrece vistas despejadas antes de que se amontonen las nubes de la tarde. Playas de Costa Rica Visítenos, hunda sus dedos en la arena en cualquiera de las exquisitas playas. En Costa Rica, las playas son inmaculadas, conservan su belleza natural y poseen diversos colores de arena, desde playas con arenas doradas, grises y negras hasta blancas con corales y conchas.

Disfrute del sol, nade en las brillantes aguas y disfrute de la belleza natural que lo rodea. Las playas más conocidas cercanas a nuestro complejo:

• Jaco y Playa Hermosa (Costa Pacífi ca Central, sur de Puntarenas) • Quepos y Manuel Antonio (Costa Pacífi ca Central, sur de Puntarenas)

• Montezuma y Mal Pais (Península de Nicoya)

•Isla Tortuga (Golfo de Nicoya) Surf en la Costa Pacífica Central de Costa Rica El surf es una actividad que atrae a aventureros de todo el mundo. Costa Rica alberga la mayoría de los destinos de surf más conocidos de la zona. Jaco, Playa Hermosa, Playa Grande, Pavones, Witches Rock, Salsa Brava y Boca Barranca están todos ubicados estratégicamente cerca.

• Boca Barranca

• Puerto Caldera

• Playa Tivives Playa Herradura

• Playa Escondida

• Jaco

• Roca Loca

• Hermosa

• Esterillos

• Boca Damas Otras actividades de Costa Rica Isla San Lucas En la Costa Pacífica, la isla de San Lucas atrae a los visitantes con su intrigante pasado y significado cultural. Durante más de un siglo, la isla albergó una prisión donde se alojaban algunos de los peores delincuentes del país. Ahora San Lucas es un parque nacional y ofrece una vista directa del muelle histórico, las celdas de la prisión, los cuarteles de los guardianes, una capilla y mucho más. Visite los edificios, vea auténticos grafitis realizados por los prisioneros en las paredes y comprenda por qué ser trasladado a San Lucas era considerado un terrible destino. Monos aulladores, arañas, serpientes, ciervos y más abundan en la isla, mientras que peces martillo, rayas y tortugas habitan las aguas circundantes. Plantación de café Visite una plantación de café y descubra el delicioso surtido de cafés tostados costarricenses. Conozca el proceso de cultivo del café y vea cómo la semilla crece hasta convertirse en un perfecto grano de café. Pruebe una selección de diferentes cafés tostados durante este delicioso paseo.

Luego, disfrute de un paseo y realice compras en la cercana ciudad de Sarchi, conocida por sus preciosas artes y manualidades. Rafting en rápidos, río Savegre, Quepos Manuel Antonio sienta la euforia mientras el agua fresca del río golpea sus mejillas. Un fantástico paseo por una de las junglas tropicales de Costa Rica, su aventura de rafting por rápidos es mucho más de lo que hubiese esperado. Partirá del hotel temprano por la mañana y se dirigirá al río Savegre, donde una imponente escena y un canal serpenteante lo invitan a explorar. Tendrá la opción de navegar rápidos de nivel II, III o IV y detenerse en las cascadas para ver animales salvajes en su hábitat natural. Vuelo en parapente para dos personas ¿Está listo para volar? En Costa Rica no solo volará, se remontará sobre las copas de los árboles y planeará sobre el agua mientras observa nuestro paraíso desde una perspectiva completamente nueva. A tan solo 4,8 kilómetros/3 millas de nuestro Resort, puede tomar su primer vuelo y observar la reluciente belleza del Golfo de Nicoya, las montañas y más. Pesca deportiva ¡En Costa Rica cualquier momento es bueno para ir a pescar! Pescadores de caña de todos los niveles disfrutan de la emoción de pescar marlines, tunas, dorados, peces vela, pargos y más; tanto en aguas internas como cerca de la costa.

Los sitios más conocidos para realizar pesca deportiva en la provincia son Quepos y Playa Herradura. Esnórquel y buceo Bucee y conozca a algunos de los más coloridos residentes de Costa Rica. Existen muchos destinos imponentes para realizar buceo y esnórquel en la zona, cada uno con su propio atractivo.

Costa Rica – Puntarenas es la Isla Tortuga, que cuenta con playas de arena blanca y aguas azules cristalinas que conservan su belleza natural. No es raro encontrar uno o dos delfines amigables, mantarrayas y otras especies marinas que tienen tanta curiosidad sobre usted como usted sobre ellos.

TEATRO NACIONAL DE COSTA RICA

Historia

Teatro Nacional de Costa rica. Durante la época de la Colonia hubo poca actividad artística y teatral en Costa Rica, debido a la pobreza crónica del país y a la oposición de la Iglesia Católica ante este tipo manifestaciones culturales. Durante la Independencia, se realizaban algunas representaciones al aire libre, en casas privadas, en ocasión de fiestas o fechas especiales. Los actores eran en general de la servidumbre, los temas domésticos y el escenario una terraza exterior. El público observaba desde la calle y los vecinos prestaban bancas para el espectáculo, que era gratuito. En los entreactos quemaban cohetes de pólvora. A principios del siglo XIX, los temas de la mayoría de las puestas en escena eran religiosos, con la excepción de algunas obras que venían del extranjero. El público, sin embargo, estaba ávido de teatro y espectáculos. En 1837 se construyó el primer “teatro” en San José, apenas un galerón de paja donde los espectadores, en números de hasta 70, acudían con sus propias sillas a las funciones. Presentaban obras de carácter religioso y las mujeres no participaban en las representaciones. Cuando no había función, el teatro se utilizaba como escuela de catecismo. En 1846 se construyó otro teatro privado. Un edificio de madera con techo de tejas, podía alojar hasta 200 espectadores. Su inauguración causó revuelo al presentar un grupo de actores aficionados entre los que figuraba una mujer. El clero mostraba su ira ante la selección de obras de teatro de autores extranjeros que consideraba demasiado atrevidas. En cambio, el público las apreciaba. En esa década, empezaba una fase económica prometedora para Costa Rica con las primeras exportaciones de café a Europa. El público empezó a abrirse a otro tipo de espectáculos que los autos sacramentales y el país despertó a la existencia de otras ideas y culturas. Jóvenes costarricenses estudiaban en el extranjero y regresaban con nuevas ideas, a la vez que inmigrantes y viajeros de gran preparación académica aportaban combustible a una efervescencia cultural que empieza a percibirse desde ese tiempo. Fue en esa época que se creó la primera universidad costarricense, al tiempo que daba sus primeros pasos la prensa y se creaban instituciones nacionales de diversa naturaleza. En 1847, bajo la presidencia del Dr. José María Castro Madriz, empezó a hablarse de crear un teatro de carácter nacional. La idea original era crear una compañía de Antecedentes históricos accionistas privados para reunir el capital necesario, sabiendo que el Estado no contaba con los recursos para una obra de esa magnitud. Los accionistas no lograron reunir el capital y el gobierno del Dr. Castro Madriz cayó en 1849 víctima de una crisis política y económica radical. El gusto por el teatro no murió sin embargo y en 1850, un grupo de josefinos, bajo la tutela de un veterano actor de teatro español, el señor Larriva, improvisa una sala de teatro en lo que entonces era la Universidad de Santo Tomás, mientras construyen un edificio apropiado para un teatro. Ese edificio sería el Teatro Mora, conocido luego como Teatro Municipal, que empezó a construirse en agosto de 1850 y se inauguró en diciembre de ese mismo año, con una comedia de Bretón de los Herreros presentada por un grupo de aficionados y un prestidigitador alemán. Las decoraciones venían de París e incluían una sala de época Luis XIV y un majestuoso telón que representaba a Minerva y sus diosas hermanas en la cumbre del Parnaso. El Teatro Mora correspondía por primera vez a los estándares de un verdadero teatro, donde los espectáculos podían apreciarse con comodidad. Las funciones empezaban generalmente los jueves a las 8 de la noche, pero en caso de lluvias o de fuerza mayor se transferían a los domingos. El inicio de la representación se anunciaba con cohetes para prevenir a los vecinos. El valor del boleto de entrada al espectáculo era muy elevado en relación con los ingresos de los costarricenses, de modo que el acceso al teatro era restringido, sobre todo en los primeros tiempos. Un general inglés lo describe como un bonito edificio con fachada griega de unos 60 o 70 pies cuadrados. La puerta de entrada daba a un vestíbulo alumbrado por una gran linterna china debajo de la que, en noches de función, había media docena de soldados descalzos sentados en un banco. Como fuera, el Teatro Mora generó tanto interés que empezó a hablarse de traer a Costa Rica actores profesionales. Fue así como llegó al país, en diciembre de 1851, la primera familia de actores extranjeros, los Fournier. Ese mismo mes, presentaron el drama en cuatro actos “Matilde, a un tiempo Dama y Esposa”, del escritor español Antonio Gil y Zárate. La acogida fue excelente. La Iglesia Católica desaprobaba el entusiasmo que había despertado el teatro e inició una violenta campaña contra los espectáculos del Teatro Mora. El público, por su lado, aplaudió entusiasta y algunos aficionados como el mismo Presidente Mora intervinieron para que la familia Fournier se quedara en Costa Rica. La gran defensora del teatro en esa ocasión fue la prensa, bajo la pluma de extranjeros como Emilio Segura y Adolphe Marie, que sostuvieron una fuerte polémica con el Obispo Anselmo Llorente y La Fuente sobre los efectos del teatro en la sociedad costarricense. El obispo criticaba la política cultural del Presidente Juan Rafael Mora y censuraba el teatro como un peligro para la moral y aliciente para el crecimiento de ideas antirreligiosas. Los periodistas lo defendían como recreación amena e instructiva que puede dirigir la opinión pública. La polémica duró varios años, al extremo que los Fournier tuvieron que salir del país en 1855 ante el asedio y las amenazas de excomunión del Obispo. Durante los años de la administración Mora Porras (1849 – 1859), se fortaleció el Estado, en particular el Poder Ejecutivo y a la vez se confirmó el papel contralor de la Iglesia Católica sobre la enseñanza y otros campos. Sin embargo, conforme se desarrollaba el poder estatal, el poder de la iglesia se erosionaba y al Estado su “ayuda” se le iba haciendo “incómoda e innecesaria”. Los intentos del Presidente de suprimir el diezmo exacerbaron el descontento de la iglesia. La pugna entre el Obispo y el Presidente creció hasta terminar con la expulsión del país del prelado. El 14 de agosto de 1859, el Presidente Mora sufre un golpe de Estado, víctima de sus políticas económicas y autor de un supuesto fraude electoral. Héroe de la guerra contra los filibusteros, Mora es fusilado en 1860. A partir de entonces y hasta su desaparición, el Teatro Mora pasa a llamarse Teatro Municipal. Numerosas compañías extranjeras se presentan en el teatro y grupos costarricenses desarrollan actividades cómicas y dramáticas. En la década de l880, el Teatro Municipal empieza a deteriorarse visiblemente. La platea fue convertida en una sala de patinaje con piso de madera y las decoraciones fueron utilizadas para adornar casetas que guarecieran a los pasantes de la lluvia.

Una serie de terremotos que azotó el país el 29 y 30 de diciembre de 1888 acabó con el Teatro Municipal. El país quedó sin una sala de teatro adecuada y los grupos de prestigio internacional dejaron de tomar en cuenta a Costa Rica en sus giras. Fue así como la diva Adelina Patti rechazó presentarse en un teatrito provisional y exacerbó las aspiraciones de construir un teatro digno de ese nombre. La prensa y la sociedad josefina deseaban contar con un Teatro Nacional.

En mayo de 1889, un extenso artículo en el periódico La República expresa La necesidad de un Teatro Nacional claramente ese compromiso popular concluyendo: “Si el Congreso no quisiere otorgar el recurso de la lotería para después de concluido el Hospicio de Locos, no arredrarse, que la Nación en masa quiere un teatro y todos contribuiríamos con gusto, aquel con mil pesos, este con veinticinco pesos, el de más allá con una peseta…” El teatro aparece a los ciudadanos como una opción de diversión para la juventud y un “templo de enseñanza” y la presión crece sobre el Gobierno de don Bernardo Soto. El gobierno intenta volver a poner en funcionamiento el Teatro Municipal, pero resulta imposible por razones de seguridad. La campaña electoral de 1889 pospone por un año y medio el desarrollo del proyecto de crear un Teatro Nacional. El sistema electoral de la época estaba plagado de injusticias y restringía a unos pocos el ejercicio del voto. Un gran escándalo de fraude y presiones políticas amenazan con terminar en una intervención del ejército. La sociedad está dividida entre los que quieren que se respete el resultado de las elecciones y los que claman que hubo fraude.

El Presidente Soto renuncia a su cargo. El Dr. Durán, Tercer Designado, se hace cargo del gobierno de transición hasta el 8 de mayo de 1890. Para financiar la construcción del Teatro, se habla de diversos mecanismos como la lotería (después de concluida la construcción del Hospicio de Locos), la contribución voluntaria y el aporte del Estado. En marzo de 1890, un grupo de ciudadanos propone al Presidente en ejercicio la creación de un impuesto para financiar la obra de construcción del Teatro Nacional. Comerciantes y cafetaleros acaudalados sugieren crear un impuesto de cinco centavos por arroba de café exportado. Con ese impuesto calculaban generar una suma anual de 75.000 pesos para financiar la construcción. La propuesta tiene gran acogida, tanto en el Gobierno como entre los ciudadanos y la prensa comenta que el teatro podría “servir de escuela a la población”. La realidad es que la “opinión pública” de la época corresponde a una fracción muy restringida de la población con acceso a la educación y a la prensa. La mayoría de la población se mantiene al margen del proceso. Recién asumido el poder, el Presidente José Joaquín Rodríguez remite al Congreso el proyecto de declarar obra nacional la construcción del futuro teatro de la capital. La discusión de la propuesta generó fuertes polémicas en la comisión que la estudiaba. Se trataba de aprobar la creación de un impuesto nacional para financiar la construcción de una obra capitalina. Era un impuesto basado en la exportación de café, que en aquel momento estaba en auge. Los opositores al proyecto decían injusto que la población pagara un impuesto para beneficio de un pequeño sector cultivado de la sociedad y aseguraban que había trabajos más urgentes para el Estado. La necesidad de un Teatro Nacional. Los promotores aseguraban que el impuesto recaería únicamente sobre los exportadores de café, que era la clase social que más disfrutaría de los espectáculos del teatro.

Después de discusiones y ajustes, se aprobó la ley para la construcción del Teatro Nacional el 26 de mayo de 1890 y se autorizó el cobro del impuesto al café. Al mismo tiempo que emitió la ley, el Congreso dejó en manos del Poder Ejecutivo la recolección del impuesto y autorizó la búsqueda de un préstamo para poder iniciar la obra. Los congresistas fijaron un límite de 200.000 pesos al préstamo, que debería reembolsarse con lo recaudado por medio del impuesto. El préstamo se obtuvo de un banco nacional, el Banco de la Unión. Eran buenos tiempos para el país en términos económicos. La crisis de 1881-1885 había terminado y el Gobierno podía endeudarse con un banco local para financiar sus gastos de obra pública. Sin embargo, los 200.000 pesos del préstamo se vieron rápidamente consumidos y el 29 de diciembre de 1892 se publicó un decreto ampliando el cobro del impuesto al café, por el tiempo que fuera necesario para concluir la construcción. Al mismo tiempo, se tomó un nuevo préstamo por 100.000 pesos en el Banco de la Unión. Los cafetaleros, sin embargo, empezaban a sentir el peso del pago del impuesto y presionaron al gobierno para que lo derogara. Para encontrar fuentes alternas de recursos, el Presidente Rodríguez decretó, el 20 de mayo de 1893, sustituir el impuesto al café por un nuevo impuesto, esta vez a los productos de importación. Este nuevo impuesto se cobraba sobre gastos de muellaje por kilogramo de mercadería importada.

Con este decreto, el cobro de impuestos para financiar la construcción del Teatro Nacional se traspasó de los exportadores de café a toda la población. Lo que se recaudó con este nuevo impuesto permitió finalizar con éxito la construcción del teatro. El impuesto al café permitió recaudar un total de 132.873 pesos en tres años, muy por debajo de las expectativas de los proponentes. De acuerdo con la información oficial, la construcción del teatro costó más de tres millones de pesos, pagados en su mayoría por toda la población costarricense. La coyuntura de 1890 a 1897 fue una época de pasiones políticas y vaivenes económicos para el país. Enfrentamientos entre el Estado y el clero; resultados de elecciones cuestionados, regímenes autoritarios y una situación económica inestable, dependiente del precio internacional del café, generaron un clima difícil para los gobiernos de José Joaquín Rodríguez y Rafael Iglesias. El anuncio de la inauguración del Teatro Nacional en octubre de 1897 desviaría temporalmente la atención del público de la política para concentrarse en la novedad cultural. Esto permitió al Presidente el entorno político Iglesias ganar tranquilamente la reelección.

Debe notarse que en aquel entonces San José era un modesto asentamiento con pretensiones de ciudad y que fue la visión y la tenacidad de unos cuantos personajes políticos por modernizar la capital lo que permitió el desarrollo de obras importantes de infraestructura moderna. El Teatro Nacional es el más bello tributo a esos personajes. Juan Rafael Mata, un empresario nacional propone construir un teatro provisional o de madera para que funcione durante la construcción del Teatro Nacional. El modesto teatrito de variedades funcionó apenas unos meses pues no logró atraer al público. Por su lado, el empresario español Tomás Garita decidió construir otro teatro privado, el Variedades, cuya construcción se inició en agosto de 1890 y fue estrenado en 1891 con la opereta “La Mascota”, presentada por la compañía de Zarzuela Fajardo Vazcona. Con capacidad para 384 espectadores, el Teatro Variedades funcionó como teatro alternativo al Nacional después de concluida su construcción. Junto con los espectáculos teatrales, el Variedades empezó a mostrar las primeras películas que se vieron en el país. Con el tiempo, el cine fue capturando la atención y simpatía del público del Variedades. En agosto de 1890, se creó una Junta para asistir a la Secretaría de Fomento en la construcción del teatro. La primera labor de la Junta fue la selección del terreno donde sería construido. Después de largas polémicas y discusiones llevadas a la prensa, el sitio fue seleccionado en noviembre de ese año. Los trabajos de construcción del Teatro se inician en enero de 1891 con la limpieza del terreno. La preparación de los planos se le encargó a la recién fundada Dirección General de Obras Públicas de la Secretaría de Fomento, a cargo de los señores León Tessier, Ingeniero en Jefe, Guillermo Reitz, Ingeniero Auxiliar y Alberto Navarro, dibujante.

El Gobierno había recibido anteriormente propuestas de planos, presentadas por particulares, Enrique Invernizio y Francisco Durini por un lado, un ingeniero alemán de apellido Wedel y el propio Guillermo Reitz por otro lado. Los planos de la Dirección General de Obras Públicas fueron aprobados en noviembre de 1890. Durante la construcción, los planos sufrirán modificaciones y adaptaciones importantes. A lo largo de todo el proceso de construcción, la prensa sigue de cerca el proyecto y El entorno político La construcción del Teatro publica comentarios y opiniones al respecto. Muchas de las piezas fundamentales del Teatro Nacional fueron contratadas en el extranjero. Entre ellas, la cúpula, las estructuras de metal, el mecanismo para levantar el piso y las escaleras de mármol. Cada una de estas piezas venía acompañada de planos, lo que contribuyó al rumor de que los planos del teatro se habían realizado en Europa. La realidad es que los planos fueron preparados en Costa Rica por ingenieros y arquitectos nacionales formados en Europa, así como profesionales extranjeros radicados en el país. La construcción fue un proceso seguido paso a paso por la prensa, impaciente de ver resultados. El sistema de construcción fue diseñado tomando en cuenta el peligro de terremotos, así como las necesidades de acústica y comodidad del edificio. Se trataba de una novedad técnica en el país. El entonces Secretario de Guerra y Marina, don Rafael Iglesias, yerno del Presidente, tomó el control último sobre la construcción del Teatro entre 1890 y 1894. El interés del ministro de la guerra por la construcción del coliseo podría parecer sorprendente en cualquier otro país. En 1893, Rafael Iglesias gana las elecciones presidenciales y, al tomar el poder, nombra un nuevo Director General de Obras Públicas y se inicia un cuestionamiento de las labores realizadas por la dirección anterior. Para finales de 1894 aparecen en la prensa críticas y comentarios mordaces sobre numerosos problemas, particularmente en el escenario y los palcos. Posteriormente, también se descubrirían serios problemas en los cimientos. Las críticas a la obra en la prensa aumentan. Los planos originales del Teatro, de inspiración italiana, se habían modificado durante la construcción para introducir características de orientación francesa. El Ingeniero Nicolás Chavarría, Director General de Obras Públicas y responsable de la obra termina renunciando. Los comentarios de la época no son todos negativos, pues algunos artículos realzan la riqueza de los materiales y el lujoso diseño. Después de todo, es la obra de construcción más bella que ha visto el país. En setiembre de 1895, se contrató a Lorenzo Durini, marmolero de origen italiano, la construcción de las dos escaleras de servicio entre el foso y la tramoya. Junto con su hermano Fernando, Durini seleccionó el mármol para las obras y construyó también las escaleras norte y sur del teatro, así como los correspondientes pedestales y balaustradas. Los Durini fueron responsables de los primeros trabajos artísticos del teatro, como estatuas y columnas con sus respectivas basas y capiteles. En enero de 1984, los talleres genoveses de Durini enviaron por error una estatua destinada al mausoleo de don Teodoro Lara de Soto. La obra fue cobrada a la Dirección de Obras Públicas como si fuera trabajo para el Teatro. Entre 1894 y 1895, la Dirección General de Obras Públicas cambió de manos tres veces. La presión pública pidió que se nombrara un único responsable para la construcción. En respuesta, se hizo necesario traer de Italia un experto, el señor Ruy Cristóforo Molinari, para corregir los serios problemas estructurales y arquitecturales que se habían descubierto. Su intervención permitió corregir considerablemente los principales problemas descubiertos, a pesar de que algunos comentaristas criticaron que se hubiera contratado un extranjero para este trabajo. La mano de obra empleada para la construcción del Teatro Nacional fue predominantemente costarricense; sin embargo, para las labores especializadas, principalmente de ornamentación, se recurrió a especialistas extranjeros y a artistas profesionales europeos. En cuanto a los materiales, se edificó una estructura metálica con piezas de hierro traídas de Bélgica. El techo y el domo fueron diseñados por la Dirección de Obras Públicas y el material fue suplido por una empresa británica. La construcción del techo generó alguna polémica porque pronto se hicieron evidentes defectos como filtraciones de agua y mientras algunos achacaban la responsabilidad a la firma extranjera, otros consideraban que se trataba de errores de diseño o de instalación y por tanto responsabilidad de los empleados nacionales de la obra.

Las paredes fueron construidas con piedra y granito traídas de canteras situadas en Cartago y con ladrillos fabricados en el país bajo la dirección de Enrique Invernizio. Las maderas preciosas y semipreciosas empleadas en la construcción, como cedro, caoba, pochote, níspero, cocobolo, ronron y quizarrá, provenían en su mayoría de Alajuela. No se cuenta con información sobre el origen de los vidrios que decoran algunas puertas y ventanas del teatro, pero se piensa que fueron fabricados en Francia. Todos los materiales importados entraron por el Puerto de Limón y fueron transportados en tren hasta la capital. Los especialistas mencionan que se trata de un edificio que, aunque responde al neoclasicismo alemán del siglo XIX, presenta una arquitectura ecléctica común en Europa y en América Latina en esa época. El uso de estructuras metálicas era vanguardista y el mecanismo para subir el suelo del patio de butacas era empleado sólo en los teatros más sofisticados de Europa. En relación con columnas, ventanas y balcones, la construcción tiene más influencia de los palacios renacentistas italianos. Por otro lado, en los espacios interiores se han encontrado influencias diferentes; francesa por ejemplo en el caso de las escaleras principales, con una ornamentación barroca. Se dice que el “foyer” es de influencia italiana o francesa y la simbología de la decoración inspirada en la Roma y Grecia clásicas. Los telones originales fueron realizados en Italia por el pintor Carlos Orgero, bajo la dirección de Francisco Durini. Este mismo contrató en Génova la producción de veinte “escenas” (decoraciones para escenografía). En 1893, los hermanos Durini se vieron involucrados en una polémica pública en relación con el contrato de telones y decoraciones. Se criticaba el pago a un tramoyista italiano que estaba prácticamente desocupado, así como la lentitud en la colocación de escenarios. Francisco Durini se defenderá explicando que la construcción del teatro no avanzaba a la velocidad prevista y por eso estaba pagando al tramoyista aunque no tuviera trabajo. El Presidente de la Junta Auxiliar justificó los argumentos de Durini. En noviembre de 1894 se procede a abrir las cajas que contienen las decoraciones. Como llevaban varios meses guardadas, muchas piezas estaban dañadas o deterioradas. La polémica giró entonces sobre quién era responsable, si el contratista o la Dirección de Obras Públicas. El Ministro de Fomento decidió a favor del contratista y se preparó un nuevo contrato para concluir la colocación de las decoraciones. La polémica siguió pues se criticaba la calidad de las telas y el mal estado de las escenografías. En mayo de 1895 se anuncia la conclusión de la construcción del escenario y decoraciones. El paso siguiente era la ornamentación y amueblado, así como el alumbrado eléctrico. Los hermanos Durini hicieron una propuesta al gobierno; sin embargo, la prensa insistió en que se hiciera una licitación pública para el trabajo de ornamentación y se diera así oportunidad a otros. Las bases de la licitación aparecieron en noviembre de 1895 y detallaba las habitaciones que debían ser decoradas. Los señores Iratí, Molinari y De Benedictus ganaron la licitación e iniciaron los trabajos en junio de 1896. Los trabajos de ornamentación involucraban el vestíbulo del teatro, el café para señoras y un saloncito anexo a éste, la cantina para hombres, la administración, el gran foyer y sus saloncitos laterales, la platea, la fachada principal y otros espacios como pasadizos y escaleras, puertas y corredores, palcos y galerías, cuartos de artistas y comparsas, sala de archivos y servicios sanitarios. Se presume que todo el mobiliario fue construido en Costa Rica, con la excepción de unas sillas de platea provenientes de Viena. Las decoraciones de cartón piedra fueron contratadas en Italia. Para mayo de 1896, empezaba a anunciarse oficialmente el final de la construcción. En agosto de 1897, se suscribió un nuevo contrato con el señor Molinari para conseguir los muebles del palco escénico y obtener utilería, así como conseguir un maquinista para el manejo del escenario. Debía también construir una sala iluminada y colocar un órgano y un pequeño armonio.

El contratista se comprometió también a construir un palco movible para acomodar a la orquesta en noches de baile. Sus trabajos fueron muy apreciados por la prensa. El 15 de octubre de 1897, el Director de Obras Públicas declaró terminadas las obras de ornamentación y alumbrado. Los pintores responsables de la decoración interior del Teatro fueron los artistas milaneses Roberto Fontana, Carlo Ferrario, Vespasiano Bignami y Paolo Serra y Aleardo Villa. Tomás Povedano, artista nacional y director de la Escuela de Bellas Artes, contribuyó también a la ornamentación del Teatro. Para el alumbrado, se recibieron diversas propuestas a lo largo de la construcción. Finalmente, la licitación pública salió en noviembre de 1895 y se le otorgó a Iratí, Molinari y De Benedictus. El contrato incluía la construcción de una casa de dinamos y la colocación de 1207 lámparas incandescentes de 16 candelas. Los contratistas trajeron un ingeniero eléctrico de Italia para dirigir los trabajos, el señor Alejandro Rampazzini.

En junio de 1897 se concluyó la construcción de la casa de dinamos o planta generadora de luz eléctrica. El 15 de octubre de ese mismo año se concluye la entrega de la instalación eléctrica. El Teatro Nacional estaba listo para la inauguración. Las autoridades gubernamentales de la época no ofrecieron información oficial sobre la inversión monumental que implicó la construcción del Teatro Nacional. Las gacetillas criticaron ese sigilo. Los gobiernos de Rodríguez e Iglesias fueron autoritarios y se permitieron tomar decisiones como por ejemplo la inversión en la construcción, decorado y alumbrado del teatro, sin consultar con el Congreso o con la opinión pública. En particular, el presidente Iglesias autorizó el uso de los recursos que fueran necesarios para concluir la espléndida construcción. Las sumas no se divulgaron, probablemente para evitar las críticas al gobierno por los gastos. Por esas razones, los datos de la época son por lo general especulaciones de la prensa. En 1898, El Heraldo afirma que la obra costó “un millón y pico” de pesos y La Prensa Libra asegura que un millón y medio. El diario El Independiente de Nicaragua habla de tres millones. En cuanto a los datos con que se cuenta sobre costos de materiales y contrataciones, en buena parte son en moneda extranjera (dólares americanos, francos El costo del Teatro Nacional franceses y libras esterlinas), lo que complica cálculos y extrapolaciones. Los realizados por la autora indican que únicamente el contrato de alumbrado y ornamentación se eleva a casi un millón y medio de pesos, sin contar muebles y utilería. Esto lleva a afirmar que los articulistas de la época se quedaron cortos en sus cálculos. La autora calcula el costo alrededor de los tres millones de pesos. Comparando las inversiones hechas durante esos años en el Teatro Nacional con el total de gastos ordinarios del gobierno y con los ingresos generados por exportaciones, se puede concluir que la inversión hecha en el teatro representa cerca de un 65% de los gastos ordinarios del Estado y cerca de un 55% del total de las exportaciones del país.

TEATRO MELICO SALAZAR

Historia

Teatro Melico Salazar. El terreno fue comprado por el español José Raventós, quien con el sueño de poder reproducir zarzuelas y operetas, se decide utilizar el terreno para la construcción del actual teatro. José Fabio Garnier Ugalde, Dramaturgo y arquitecto, diseña el teatro.

La construcción se da el día 8 de febrero de 1927; para concluir con la inauguración el 7 de octubre de 1928 con la representación de la Compañía de Operetas de Esperanza Iris. En el año 1960 se le agrega una nueva galería, también se le incluye una nueva pantalla para cinemascope. Unos siete años después, en 1967, la madrugada del 23 de abril se da un incendio que destruye la sala.

A principios de la década de los setentas, el Ministerio de Cultura, Juventud, y Deportes, surge con la idea de comprar el teatro Melico Salazar y renovarlo, lo cual logra alcanzar un tiempo mas tarde. En diciembre de 1981 se da una pre-inauguración del teatro, pero poco después se cierra el acceso al publico para terminar la restauración.

La re-inauguración se da el 6 de marzo de 1985; y el 7 de abril del año siguiente , el diario oficial del gobierno, «La Gaceta», anuncia la ley 7023 que le da al teatro Melico Salazar la posición de «institución cultural especializada» del Estado Costarricense.

MUSEO DE JADE

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Historia

Museo de Jade. El Banco Central de Costa Rica desde el mismo momento de su creación en 1950 crea el Museo Histórico y Numismático, precursor de los Museos del Banco Central. Preocupado por nuestro patrimonio cultural y arqueológico conformó la colección de oro precolombino desde ese año y hasta 1974. Paralelamente impulsó su colección de numismática y comenzó a adquirir obras de arte nacionales. Inicialmente se creó una galería pública en el edificio principal del Banco, pero cuando la colección creció, se decidió construir un Museo, exclusivamente diseñado para albergar estas colecciones.

Entre 1978 y 1982 se construyó en San José la sede permanente de las colecciones del Banco Central de Costa Rica en el edificio subterráneo de la Plaza de la Cultura. De esta forma la ciudad contó con un nuevo espacio para Museos y exhibiciones. La inversión que el país realizó en esta obra, es solo comparable con la construcción del Teatro Nacional casi un siglo antes.

En 1983 el edificio empieza a utilizarse para albergar un sinnúmero de exposiciones temporales.

El 15 de setiembre de 1985 se reinaugura, en esta nueva sede, el Museo del Oro Precolombino Álvaro Vargas Echeverría y en 1990, con motivo de la celebración del cuadragésimo aniversario del Banco Central, abre sus puertas el Museo de Numismática, que se designa con el nombre de Jaime Solera Bennett.

Con el propósito de dirigir de manera más eficiente su trabajo cultural, el 10 de noviembre del 1993 mediante la LEY 7363 se crea la Fundación para Administrar los Museos del Banco Central. Desde entonces un calificado grupo interdisciplinario de profesionales trabaja con ahínco por ofrecer nuevas y variadas exhibiciones al público que visita la institución. Las investigaciones, publicaciones técnicas, actividades, talleres, y conciertos para el público también forman parte de la oferta de este Centro Cultural que busca siempre la excelencia a través de la educación.

El 14 de setiembre del año 2002 se reinaugura con una nueva exhibición, el Museo del Oro Precolombino. Por su parte, el Museo de Numismática se reabre, luego de una remodelación total, el 1 de noviembre del 2005, con la exhibición “Del Real al Colón: Historia de la Moneda de Costa Rica”.

Detalles estructurales del edificio

La edificación, hito de la arquitectura costarricense, es la única construcción subterránea del país, la cual fue diseñada específicamente para albergar un museo; su forma es la de una pirámide invertida y cuenta con tres niveles arquitectónicos que suman 12 metros de profundidad desde el nivel de la calle pública.

La Plaza es un área abierta de 45 x 80 metros que cuenta con una fuente, zonas verdes y varios niveles. En la Plaza de la Cultura la persona es la protagonista, porque es la que le da sentido al espacio cuando lo aprovecha y lo comparte. Este espacio se ha convertido en lugar vital, con valores simbólicos poderosos, los cuales le han dado el carácter de corazón de la cuidad.

Los materiales de la construcción de este edificio son el concreto para las paredes, los pisos de mármol nacional y los pasamanos que son cortes de cenízaro, madera preciosa de Costa Rica que actualmente está en peligro de extinción. Asimismo, los pisos de las salas de exhibición están hechos de pequeños trozos de Surá, otra madera semipreciosa de Costa Rica.

El edificio de los Museos del Banco Central fue diseñado por los arquitectos costarricenses Jorge Bertheau, Jorge Borbón y Edgar Vargas.

MUSEO DE LOS NIÑOS

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Historia

En general, hacia finales del siglo XIX, las cárceles de nuestro país eran insalubres, inseguras y estrechas. En este contexto, se decreta en 1885 la construcción de un nuevo penal. Como parte de este proceso, se envía al jurista Octavio Beeche a Europa (1889), a estudiar los diversos sistemas carcelarios que se estaban desarrollando en ese continente. Posteriormente, se contó con la participación del ingeniero Nicolás Chavarría, quien se encargaría de su diseño y construcción.

Diversas razones administrativas y presupuestarias impidieron que se concretara la obra en el siglo XIX, por lo que hasta 1905 se inició la construcción de la Cárcel Pública de San José. Digno es de destacar que en sus inicios, se planeó para que fuera ocupada por hombres, mujeres y niños.

Este edificio está influido por el estilo arquitectónico neogótico de moda en Europa, y su fachada rememora las fortalezas, ubicadas en una loma, protegidas por torreones y por altos muros de carácter defensivo. Los pabellones por su parte, fueron una combinación de los sistemas radial y panóptico, utilizados en la construcción de los centros penales de Europa, Estados Unidos y América Latina durante el siglo XIX.

Período de uso:

1) De 1907-1920:

Para 1907 se había terminado la construcción del edificio principal y en 1910, la cárcel estaba completa. Su costo en aquel entonces fue de ¢587.424,40; sin embargo, el terremoto de este año dejó en deplorables condiciones la recién construida prisión y obligó a las autoridades a destinar recursos para su reparación. Años después, en 1917, una explosión dentro del penal lesionó la edificación, por lo que fue necesario iniciar su reconstrucción.

Estos factores unidos al aumento de la población carcelaria, provocaron que a corto plazo, el edificio perdiera la capacidad de albergar a tantas personas y con ello, se deteriorara no solo la estructura sino también la condición moral, emocional y física de los reos.

2) De 1920 a 1950:

En estos años se intentó implementar una serie de medidas para lograr la integración de los reclusos a la sociedad. No obstante, eran intentos aislados y no una política coherente y de largo plazo por parte de los directores de la prisión y del sistema carcelario nacional en general. Finalmente, en 1948 la guerra civil hizo que muchas personas fueran apresadas y llevadas a este sitio por sus ideas y acciones políticas.

3) De 1950 hasta su cierre:

El deterioro de La Peni se agravó con el paso del tiempo y a la vez, diversos movimientos de defensa social procuraban mejorar las condiciones de los reclusos; sin embargo, los privados de libertad continuaron el acelerado deterioro de sus vidas. La promiscuidad, el consumo de drogas, la suciedad, el ocio, la falta de agua, una pésima dieta, el incremento de la violencia por la proliferación de pandillas y la carencia de un programa de rehabilitación para la reinserción de los reclusos a la sociedad, obligaron a las autoridades de justicia a replantear un nuevo modelo de desarrollo penitenciario.

No obstante, estos intentos para re valorar el papel de esta institución no se concretaron con la rapidez que la situación demandaba. Entonces, el 20 de diciembre de 1979, durante la administración del Lic. Rodrigo Carazo Odio, se cerró definitivamente la Penitenciaría Central de San José.

Después de un largo período de abandono de las instalaciones y de múltiples proyectos para aprovechar el espacio, se concretó la idea del Centro Costarricense de Ciencia y Cultura, bajo la dirección de la Primera Dama de la República, Sra. Gloria Bejarano de Calderón. A finales de 1993 se inaugura la Galería Nacional; luego, el 27 de abril de 1994 abre sus puertas el Museo de los Niños y después, se continúa con otros proyectos, como el Auditorio Nacional (1998) y el Complejo Juvenil (1999), siempre con el fin de fortalecer la educación y estimular el desarrollo científico y tecnológico nacional.

MUSEO NACIONAL DE COSTA RICA

Exhibiciones Recomendadas

 Observatorio de un jardín invisible

Fotografías de plantas, en peligro de extinción o ya desaparecidas, son las protagonistas de un jardín invisible, creado por la artista costarricense Carolina Guillermet, que invita al espectador a descubrir la historia de estas especies botánicas, originarias de los cinco continentes, pero que relacionadas por un destino común dejaron huella no solo en la ciencia, sino también en la memoria y el imaginario de paisaje de quienes convivieron con ellas.

Música y Ritos en Bahía Garza

Exhbición Música y Ritos en Bahía Garza, Museo Nacional de Costa Rica 2015

11 tumbas, en Bahía Garza de Guanacaste, mostraron por primera vez en la historia de la arqueología costarricense un hallazgo especial: un cementerio de músicos. Los 110 instrumentos musicales encontrados en el mismo lugar permiten suponer que quienes fueron ahí enterrados, hace más de 1700 años, tenían un vínculo muy especial con el arte del sonido.

El Retorno de lo Nuestro- Patrimonio Recuperado

Metates Trípodes, tallados en piedra volcánica, procedentes de la Región Arqueológica Pacífico Norte. Su elaboración en bloque de roca muestra la habilidad del artesano para captar en detalle cacterísticas del animal representado.

Incensarios y vasijas de cerámica, colgantes de piedras verdes, metates, figuras humanas y esferas de piedra, todos precolombinos y con sello costarricense, se unen cientos de años después de su fabricación y muchos años después de estar en manos privadas de forma ilegal, en un mismo museo y por primera vez exhibidos; gracias a su recuperación por decomiso, repatriaciones y entregas voluntarias.

 La Magia de la Fotografía

Exhibición La Magia de la Fotografía, en las Casas de los Comandantes. Museo Nacional de Costa Rica.

Exhibición La Magia de la Fotografía, en las Casas de los Comandantes. Museo Nacional de Costa Rica.

Cámaras fotográficas antiguas, negativos en vidrio, una ampliadora y una decena de retratos de estudio, le revelarán la magia de esta colección histórica del Museo Nacional de Costa Rica y lo trasladarán a finales del siglo XIX para mostrarle las costumbres y los gustos de los costarricenses de aquella época.

Precolombina

Sala de Historia Precolombina

En su recorrido por la Sala Precolombina conocerá la forma de vida de las culturas antiguas desde los 10 mil años a.C. hasta la llegada de los españoles, 1 500 años d.C.