Catedral Metropolitana

La Catedral Metropolitana de San Salvador también conocida como Divino Salvador del Mundo es la iglesia principal de la Arquidiócesis Católica de San Salvador, en El Salvador, y sede del arzobispado metropolitano.

Orígenes

El sitio en que hoy se sitúa la catedral, en el centro de la ciudad de San Salvador, es el lugar en donde en el Siglo XIX estaba la iglesia colonial de Santo Domingo, que fue destruida por un terremoto en 1873. Frente a la catedral está ubicada la Plaza Gerardo Barrios de San Salvador, también conocida como Plaza Cívica; y en su costado occidental se levanta el Palacio Nacional. La Catedral Metropolitana de San Salvador tiene una historia de tragedia y de renacimiento. En 1888 se terminó una catedral de madera que sirvió como asiento de los arzobispos de San Salvador, en el solar que antes ocupó la iglesia de Santo Domingo. El 8 de agosto de 1951, la Catedral Metropolitana de San Salvador fue consumida por un incendio. En 1956, el arzobispo Luis Chávez y González emprendió las obras de reconstrucción de la catedral que se prolongaron por cuatro décadas.

Durante los años 1970 y la Guerra Civil de El Salvador

En 1977,  cuando el arzobispo Óscar Romero sucedió a monseñor Chávez, encontró los trabajos de construcción a mitad de camino. Él utilizó la Catedral Metropolitana de San Salvador en sus celebraciones dominicales, a pesar de que no estaba concluido. Allí pronunció la mayoría de sus homilías en defensa de los derechos humanos. Romero difirió la terminación de la Catedral Metropolitana de San Salvador para financiar proyectos en beneficio de los pobres.

Durante este tiempo, la Catedral Metropolitana de San Salvador fue testigo de los numerosos conflictos sociales que vivía el país. El 06 de agosto de 1975,  el Bloque Popular Revolucionario (BPR) se tomó la Catedral Metropolitana de San Salvador en protesta por la represión gubernamental. Fue la primera de varias tomas de catedral que se sucedieron hasta 1980. Monseñor Romero nunca aprobó las tomas de templos, pero se mostró comprensivo con los que realizaban estos actos, pues reconocía los pocos espacios de protesta legal que existían en el país. El 08 de mayo de 1979, durante una de las tomas de la Catedral Metropolitana de San Salvador, 24 manifestantes que participaban en una toma fueron asesinados en las gradas del templo, por las fuerzas de seguridad de El Salvador, este acto se conoció como la «masacre de las gradas de catedral«

Una tragedia incluso mayor ocurrió el domingo 30 de marzo de 1980, durante el entierro de monseñor Romero; que había sido asesinado por un comando ultraderechista, cuando 44 personas murieron durante una una estampida después que las fuerzas de la seguridad dispararan desde el Palacio Nacional contra los feligreses que formaban el cortejo fúnebre. El arzobispo Arturo Rivera y Damas, sucesor de Romero, continuó las obras de construcción de Catedral Metropolitana de San Salvador, pero durante las obras, fue severamente dañado por el terremoto de San Salvador del 10 de octubre de 1986. Los trabajos de construcción se reiniciaron hasta 1990.