Es una calle tradicional, asociada con la bohemia y el arte del Quito de antaño. Sinónimo de gastronomía, artesanías y diversión, especialmente por las noches, es la calle más antigua de Quito y vio nacer músicos pioneros del pasillo, pintores y a varios de los poetas más reconocidos de los años 30.
Una cuadra al sur de la Plaza Santo Domingo, en pleno Centro Histórico, hay un espacio donde te reencontrarás con juegos del pasado, como trompos, yo-yos, muñecos de madera o la rayuela, entre otros. Y si quieres sacar fotos, este el enclave perfecto, pues aquí los artesanos trabajan a vista de los peatones materiales como plata, paja toquilla y hojalata (la hojalatería es parada obligatoria). En locales como Zalabartes, Humacatama o Chez Tiff, por ejemplo, encontrarás otros artesanos que trabajan con chocolate, miel de abeja, madera o textiles.
En esta vía también se arremolina el aroma a quesadillas, empanadas, panes y canelazo, una bebida alcohólica caliente, hecha con aguardiente y canela, que se consume en zonas altas de Ecuador y países aledaños. Por las noches estos bocaditos son protagonistas y solo les roban el show los músicos que entonan notas tradicionales en distintos bares y restaurantes.
En La Ronda también respiras arte: aquí verás esculturas, bargueños y alforjas de estilo barroco, vivo reflejo de la fusión iconográfica europea e indígena, piezas atribuidas a la reconocida Escuela Quiteña de creación artística, propia de la época de la colonia.