Desde este 15 de enero y hasta el próximo mes de abril se inicia en las aguas de la Bahía de Samaná y en el Banco de la Plata el avistamiento de ballenas jorobadas, las cuales vienen a reproducirse a las cálidas aguas del océano Atlántico cada año.

Las excursiones para visitar el Santuario de las Ballenas Jorobadas, ubicado en Noroeste del territorio dominicano, tienen un costo de alrededor de 55 dólares por persona, tarifa que incluye la entrada al lugar, almuerzo, t-shirt, refrigerios y el impuesto que se debe pagar al Ministerio de Medio Ambiente.

Cada año a la costa Norte de la República Dominicana llegan más de tres mil ballenas, procedentes desde los mares de Islandia, Groenlandia, Canadá, y América del Norte, para parir y buscar pareja en el agua caliente.

Las embarcaciones para trasladarse hasta el Santuario por lo general zarpan del puerto de Samaná las 9:00 de la mañana y el recorrido tiene una duración de aproximadamente una a dos horas.

El espectáculo de los mamíferos para los miles de turistas de diferentes nacionalidades que cada año se trasladan a la zona de observación a bordo de embarcaciones incluye saltos, coletazos y aletazos.

Patricia Lámelas, directora ejecutiva del Centro para la Conservación y Eco desarrollo de la Bahía de Samaná y su Entorno (CEBSE), señaló que los visitantes que no quieran utilizar embarcaciones pueden acudir a un observatorio en tierra, construido por Medio Ambiente, próximo a la ciudad de Samaná.

Los turistas interesados en observar los cetáceos deben pagar una tarifa destinada mínima de 100 pesos, fondos destinados al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, entidad encargada de velar por el manejo sostenible de la actividad.

El Turismo ecológico o ecoturismo es un enfoque para las actividades turísticas en el cual se privilegia la sustentabilidad, la preservación y la apreciación del medio (tanto natural como cultural) que acoge a los viajantes. Aunque existen diferentes interpretaciones, por lo general el turismo ecológico se promueve como un turismo “ético”, en el cual también se presume como primordial el bienestar de las poblaciones locales, y tal presunción se refleja en la estructura y funcionamiento de las empresas/grupos/cooperativas que se dedican a ofrecer tal servicio.

Debido a su auge, el ecoturismo ya se convirtió en el segmento de más rápido crecimiento y el sector más dinámico del mercado turístico a escala mundial.

Este movimiento apareció a finales de la década de 1980, y ya ha logrado atraer el suficiente interés a nivel internacional, al punto que la ONU dedicó el año 2002 a éste.

La Sociedad Internacional de Ecoturismo (TIES) define ecoturismo como “un viaje responsable a áreas naturales que conservan el ambiente y mejoran el bienestar de la población local”.

El genuino ecoturismo debe seguir los siguientes siete principios, tanto para quienes operan los servicios como para quienes participan:

1. minimizar los impactos negativos, para el ambiente y para la comunidad, que genera la actividad;
2. construir respeto y conciencia ambiental y cultural;
3. proporcionar experiencias positivas tanto para los visitantes como para los anfitriones;
4. proporcionar beneficios financieros directos para la conservación.
5. proporcionar beneficios financieros y fortalecer la participación en la toma de decisiones de la comunidad local;
6. Crear sensibilidad hacia el clima político, ambiental y social de los países anfitriones;
7. Apoyar los derechos humanos universales y las leyes laborales.

Pese a su corta existencia, el ecoturismo es visto por varios grupos conservacionistas, instituciones internacionales y gobiernos como una alternativa viable de desarrollo sostenible.

La belleza y el encanto natural que es visible en el costero municipio de Sabana de la Mar, es un atractivo que sorprende a los turistas que visitan el emblemático Parque Nacional Los Haitises.

Los manglares convierten a esta zona en una aventura turística ecológica en donde los arbustos costeros cuando se llega a la Bahía San Lorenzo, representan una rica vista de la acentuada fauna y flora existente y que permiten ser un centro de producción de peces, moluscos, mamíferos y crustáceos para la alimentación humana.

Para el encargado de Los Haitises por la parte Este, Luis López Calcaño, los mangles de Sabana de la Mar representan el mayor y más importante criadero de cientos de especies de peces, moluscos, mariscos y crustáceos.

Aparte de la belleza que proyecta este lugar, al recorrer los manglares en uno de los botes, esta atracción es explotada no sólo en el turismo, sino que también los turistas aprecian significativamente el medio ambiente limpio y fresco.

López Calcaño cuenta que algunos islotes, siempre cubiertos por mangles y otros árboles, son traspasados por cavernas, como la de San Gabriel, donde la embarcación deja a los excursionistas al extremo norte, para recogerlo por el lado sur, conociéndose una impresionante sala subterránea con árboles que se trepan por sus paredes.

Es sorprendente observar los manglares que se tienen como un escudo heráldico, que protegen las costas de las aguas marinas y al mar de la contaminación y la sedimentación que producen las escorrentías de las aguas que salen de las montañas de Los Haitises.