Las aguas cristalinas alrededor de las Islas de la Bahía son las más pintorescas que te puedas imaginar y los peces de colores brillantes que nadan ahí parecen salidos de una caja de crayolas.
Pero un serio problema se esconde detrás de la bella fachada: El pez león.
La especie no es nativa del océano Atlántico. El pez leon es un venenoso pez, que es rápido para reproducirse, es agresivo al buscar comida y podría comer cualquier cosa, y se atiborran tanto que desarrollan una enfermedad en el hígado. Sin predadores que los detengan —excepto el humano — estos el pez leon es capaz de limpiar el 90% de un arrecife.
“La invasión del pez león es probablemente el peor desastre ambiental que debe enfrentar el Atlántico”, dijo Graham Maddocks, presidente y fundador de la Ocean Support Foundation, que colabora con el gobierno y algunas agencias de investigación para reducir la población de esta especie en Bermuda.
Mientras el problema comienza a aumentar, muchos en el campo de la conservación marina están preocupados por la vida acuática que rodea al pez león.
El ecologista, James Morris, junto con el National Centers for Coastal Ocean Science (NCCOS) señalaron que aunque no sea la peor epidemia que el Atlántico haya tenido que enfrentar, sí tiene todos los elementos para convertirse en un desastre. El ambientalista dijo que el pez león ha traido un “gran cambio en la biodiversidad” y es a lo que él llama “el más abundante e invencible depredador en un arrecife de coral (en el Atlántico)”.