La exposición ‘Abstracción & Arte Pop’ reúne en Museo Nacional de Arte Moderno, hasta el 3 de abril, obras de Warhol, Gottlieb; Gorky; Elaine De Kooning; Frank Stella; Frankenthaler; Jasper Johns; Anuszkiewicz; Robert Motherwell; Sam Francis y Willem de Kooning.
Solo el arte puede reunir en un mismo espacio a personajes que se han convertido en auténticos iconos, como Marilyn Monroe, Mick Jagger o la misma Reina Isabel II de Inglaterra. Todos ellos han viajado a la Ciudad de Guatemala de la mano del artista Andy Warhol, gracias a la exposición Abstracción & Arte Pop, que acoge desde el 3 de febrero y hasta el próximo 3 de abril el Museo Nacional de Arte Moderno, Carlos Mérida, de la capital guatemalteca. La muestra reúne 75 obras de los 11 artistas estadounidenses más representativos del Expresionismo Abstracto y del Pop Art, que se desarrolló en la segunda mitad del Siglo XX en la ciudad de Nueva York y que llegó a desbancar a París como la capital mundial del arte.
Gracias a la Fundación nicaragüense Ortiz-Gurdián, Guatemala reúne en una misma colección los trabajos de Warhol, Adolph Gottlieb; Arshile Gorky; Elaine De Kooning; Frank Stella; Helen Frankenthaler; Jasper Johns; Richard Anuszkiewicz; Robert Motherwell ; Sam Francis y Willem de Kooning. Esta muestra ya ha sido expuesta en los últimos meses en Nicaragua, El Salvador y Honduras, si bien a Guatemala se han sumado siete piezas más.
Se trata de la primera vez que llega una exposición de estas características al país centroamericano, tal como explica a ELMUNDO el director del Museo Nacional de Arte Moderno, José Mario Maza Ponce, quien anuncia que en dos años está previsto que se exponga una segunda parte con nuevas obras representativas del Arte Pop, caracterizado por emplear imágenes y temas tomados de la sociedad de consumo y de la cultura de masas para aplicarlos al arte siempre desde un punto de vista crítico. La primera parte está compuesta por 75 piezas que hacen un recorrido por la Abstracción Postpictórica, el Op Art, el Arte Pop y el Expresionismo Abstracto. Sin duda, tal como reconoce Maza, el artista que más llama la atención es Andy Warhol, de quien se expone un conjunto de 10 serigrafías de Marilyn Monroe.
El artista, nacido en Pittsburg en 1928, se basó en una fotografía tomada por Gene Korman para la película Niágara. De ella, realizó hasta 50 obras diferentes con la misma imagen pero distintos colores, con el fin de mostrar a la conocida actriz como un producto más de la cultura de masas. Otros retratos que se exponen en la muestra son los de un jovencísimo Mick Jagger, quien fue una de las mayores obsesiones de Warhol. Por ello, el artista estadounidense realizó numerosas obras basándose en el cantante de los Rolling Stones, de quien dijo que era la mayor estrella de la historia del rock. La muestra también recoge los retratos de las reinas Isabel II, Margarita de Dinamarca y Beatriz de Holanda a quienes Warhol también considera iconos del Siglo XX.
Otro personaje histórico que se ha colado en la exposición es quien fuera presidente de EEUU, John, Fitzgerald Kennedy, a través de un retrato de la pintora del Expresionismo Abstracto Elaine De Kooning. Uno de los precursores de esta corriente fue Arshile Gorky, de quien se exponen cinco dibujos a lápiz, cercanos a 1930, donde se aprecia la deconstrucción formal de objetos cotidianos en un lenguaje que fue experimental e innovador para aquel momento.
De los once artistas que conforman la muestra, solo Frank Stella continúa con vida, siendo uno de los pintores más importantes de la Abstracción Postpictórica. Fue pionero a la hora adaptar los cuadros a diferentes formas, de modo que no sean solo rectangulares, sino también triángulos, uves o polígonos. Por su parte, Richard Anuszkiewicz también jugaba con la óptica y de él se exhiben tres cuadros, que se ven de modo diferente en función de la distancia desde la que se observe.
El director del Museo Nacional de Arte Moderno destaca que a lo largo de la muestra, «no hay grandes textos» que expliquen la evolución de lo abstracto, debido a que de lo que se trata es que la gente «sienta». «No hay nada que explicar, sino que lo que hay que entender son las sensaciones que nos provocan las piezas teniendo en cuenta que nos da miedo sentir y aún más aceptar lo que sentimos», señala.
Maza reconoce que esta exposición temporal, que permanecerá abierta al público durante dos meses, uno más de lo que suele ser habitual, supone un «gran anzuelo» para que quienes se acerquen a verla se interesen también por el centenar de obras de arte que conforman la muestra permanente de la pinacoteca. «El Arte Pop atrae a las masas, por lo que al igual que sucedió hace dos años con la exposición de Salvador Dalí, ayudará a aumentar las 3.500 visitas mensuales que registra el Museo, de las cuales el 80 por ciento corresponde a estudiantes», asevera.
Así, admite que son muchos quienes tras visitar la «explosión de color» de las obras abstractas y de Arte Pop, se interesan por el desarrollo modernista del arte guatemalteco comprendido entre finales del Siglo XIX y comienzos del XXI. Precisamente, no hay una separación espacial entre la exposición temporal y la permanente, por lo que los visitantes, muchos de los cuales nunca habían estado en este Museo, también muestran interés por las piezas de artistas locales, como la de Efraín Recinos, titulada El pintor y sus nueve estorbos, en la que aparecen los 10 pintores más representativos del país centroamericano.
Otras obras que llaman la atención son dos grandes cuadros de Manolo Gallardo, quien, según explica Maza, usa los temas religiosos como forma de transgresión, de forma que mezcla los desnudos muy realistas de mujeres y niñas con personajes de la Biblia, como Jesús o Judas.
Finalmente, el director del Museo Nacional de Arte Moderno recuerda que ésta es la quinta ocasión en la que esta institución colabora con la Fundación Ortiz-Gurdián, que desde el 2004 se comprometió a compartir con los países centroamericanos algunas colecciones de arte universal, que tiene almacenadas en la ciudad de Miami. Así, ese mismo año llegó a Guatemala la muestra itinerante Pintura Europea de los Siglos XVII y XVIII, siguiendo en 2006 con los Grabados de Rembrandt, mientras que en 2007 se exhibió La Odisea ilustrada por Chagall y en 2010 la colección de Retratos imaginarios de Pablo Picasso.