FORTALEZA DE SAN CARLOS DE LA CABAÑA

La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña fue construida entre 1763 y 1774 en una loma en el lado este del puerto de La Habana, para proteger el único punto débil en las defensas de la ciudad.

En 1762 los ingleses lograron capturar esta importante colina y desde ella cañonearon implacablemente La Habana hasta provocar su rendición. En 1763 España cedió La Florida a Inglaterra a cambio de recuperar La Habana.

Para que no se repitiera lo sucedido, el rey Carlos III de España ordenó la construcción de una fortaleza capaz repeler futuras invasiones. El resultado fue la edificación militar más grande de toda América, con 700 metros de largo por 240 de ancho y una superficie de 10 hectáreas. Se dice que cuando Carlos III se enteró del coste de la fortaleza pidió un catalejo para verla, ya que una construcción tan grande y tan cara, por fuerza tenía que verse desde Madrid.

En La Cabaña se alojaron durante 200 años las mejores unidades del ejército español en Cuba. Durante las Guerras de Independencia sirvió de cárcel, en la que estuvieron presos muchos patriotas cubanos, como José Martí.

Con el triunfo de la revolución en 1959 el comandante Ernesto “Che” Guevara estableció en la fortaleza su cuartel general.

En la actualidad, la antigua oficina de la Comandancia alberga un pequeño museo dedicado al Che, en el que se exponen documentos y objetos relacionados con el famoso guerrillero.

Por la tarde, artesanos cubanos exhiben sus piezas dentro del complejo militar colonial más atractivo de La Habana. Las calles y plazas estrechas, con muros de piedra y barracas almenadas convergen en un agradable contraste con los modernos stands de la feria.

Docenas de vendedores ofrecen cuadros tradicionales, miniaturas de coches clásicos americanos en madera, instrumentos musicales, tales como bongos y maracas, ropas de lino y algodón, así como cerámicas y otras creaciones.

Cada noche a las nueve, un pelotón de cadetes vestidos como militares españoles del siglo XVIII recrean la tradicional ceremonia del cañonazo, que recuerda el que se disparaba en la época colonial para avisar del cierre de la bahía de La Habana con una cadena por la noche, para evitar ataques de piratas y corsarios.

A los pies de la fortaleza de La Cabaña y al lado del Castillo del Morro, se encuentra la Batería de la Divina Pastora, un antiguo emplazamiento de 14 cañones construido en 1726 que en la actualidad alberga un restaurante. La Divina Pastora, los Doce Apósteles y Sol eran las baterías más potentes de la ciudad y defendían a diferentes niveles el acceso a la Bahía de La Habana.

La Cabaña forma junto con el castillo de los Tres Reyes del Morro el Parque Histórico-Militar Morro-Cabaña.

MUSEO DE LA REVOLUCION

El antiguo Palacio Presidencial alberga desde 1976 el Museo de la Revolución. Este impresionante edificio fué proyectado en 1909 por los arquitectos Rodolfo Maruri y Paul Belau siguiendo los cánones del Eclecticismo y construido entre los años 1913 y 1920 por la General Contracting Company.

La prestigiosa Casa Tiffany’s de Nueva York se ocupó de la decoración del interior y del exuberante Salón de los Espejos, que se concibió a imagen y semejanza del salón homónimo del Palacio de Versalles en París.

La exposición museística consta de 38 salas, que muestran la historia de Cuba en orden cronológico, desde la cultura precolombina, pasando por la conquista española, la época colonial, las guerras de la independencia, la república y la lucha revolucionaria, hasta llegar al régimen socialista actual.

La planta baja acoge una muestra permanente sobre los hitos más importantes de la Revolución Cubana, como el asalto al Cuartel de Moncada en 1953, la toma del tren blindado de Santa Clara en 1958 o la vida de Ernesto Che Guevara.

La entrada del museo está flanqueada por un fragmento de la muralla que rodeaba La Habana y por el tanque SAU-100 que utilizó Fidel Castro durante la invasión de Bahía de Cochinos en 1961.

Justo detrás del museo se encuentra el Memorial del Granma, un recinto de cristal que alberga el Granma, el yate que transportó a Fidel Castro y al Che Guevara junto a otros 80 guerrilleros a Cuba desde el exilio en México en 1956.

El barco se encuentra rodeado de vehículos relacionados con la Revolución Cubana, como el tanque ruso T-34 utilizado por Fidel Castro en Bahía de Cochinos, el camión de reparto empleado en 1957 para el asalto del Palacio Presidencial o los restos de un avión espía estadounidense U-2 derribado en 1962 durante la Crisis de los Misiles.

CALLEJON DE HAMEL

Situado en el barrio de Cayo Hueso, muy cerca del famoso Malecón, encontramos un pequeño lugar de culto. Si no sabes dónde te diriges, dudas si entrar o no, pensando que forma parte de un recinto con apartamentos extravagantes. A la entrada hay un muro de piedra y metal, donde ya empiezas a intuir que lo que vas a encontrar dentro no es parecido a nada de lo que hayas visto antes.

Fundado en 1.990 en honor a uno de los primeros pobladores, Fernando Belleau Hamel, este callejón se hizo famoso por esconder el primer mural urbano de la cultura afrocubana. Pintado por Salvador González Escalona, que decidió cambiar el barrio cuando fue a pintar la casa de un amigo y observó lo deterioradas que estaban las fachadas de los edificios. Gracias a él, las paredes están repletas de murales y la imagen de este barrio, que ha cambiado totalmente, perdurará en el tiempo.

A lo largo de los años, este rincón escondido de La Habana se ha llenado de coloridas pinturas, originales esculturas, poemas escritos en piedra y escondites de santería y embrujo. Este increíble lugar tiene un equilibrio especial. Para las pinturas, Salvador utilizó esmaltes de coches y para las esculturas, materiales reciclados. Se podría decir, que la creatividad llega a su máxima expresión cuando el artista de reinventar una pared decorándola con bañeras y columnas y transformándola en una obra de arte.

Actualmente, el callejón está repleto de talleres para jóvenes que quieren aprender sobre la cultura afrocubana. Los visitantes tienen la oportunidad de conocer a algunos de los artistas y llevarse a casa alguna pintura de recuerdo.

Pero no todo es pintura y escultura en el Callejón de Hamel. Los fines de semana se llena de gente, cubanos y turistas, y se convierte en un escenario al aire libre donde rumba, son y tambores lo inundan todo. El baile es increíble y puedes disfrutar de una mañana diferente a ritmo afrocubano.

En el interior de este mágico lugar, también podemos ver las claras influencias africanas. Un centro de adoración donde la santería es la protagonista, traída desde África Central y asociada a la religión Palo Monte.   Más que una religión, se trata de brujería basada en los poderes de la Naturaleza  y la veneración a los ancestros. Los palos son objetos sagrados con poderes infundidos por los espíritus. La práctica del Palo se realiza en el altar o nganga, y en el callejón podemos ver uno de ellos, donde los creyentes realizan sus ofrendas.

Hoy en día, en el Callejón de Hamel se organizan distintas actividades, como la que tiene lugar los domingos al mediodía, momento en que la música afrocubana en directo toma el lugar. Además, el último sábado de cada mes hay talleres de pintura para niños. También hay representaciones de teatro y conferencias, tanto de cultura afrocubana como de cultura cubana en general.

PLAZA DE LA REVOLUCION

La Plaza de la Revolución, ubicada en el municipio de La Habana que lleva su mismo nombre, además de ser una de las plazas públicas más grandes del mundo, con 72000 metros cuadrados, es un lugar de gran valor histórico, ya que ha sido el escenario de varios de los actos y acontecimientos principales de la Revolución de Cuba. En ella han llegado a congregarse un millón de personas en (casi una décima parte de la población cubana).

Esta enorme plaza fue obra del urbanista francés Jean Claude Forestier en la década de 1920, la cual fue conocida como Plaza Cívica hasta 1959.

Actualmente se encuentra rodeada de edificios grises, y es sede del Gobierno Cubano, utilizada como lugar de celebración de las grandes concentraciones políticas.

En el centro de la plaza se encuentra el Memorial a José Martí, y justo detrás están las oficinas gubernamentales, dentro del fuertemente custodiado Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

El edificio de cemento ubicado en el norte de la plaza es el Ministerio del Interior, famoso por el enorme mural del Che Guevara que muestra en su fachada, el cual es una copia de la fotografía de Alberto Korda realizada en 1960. Justo debajo de la imagen del Che se muestra la frase “Hasta la Victoria Siempre”. El adyacente Edificio de Telecomunicaciones, hay un diseño similar con la imagen del guerrillero cubano Camilo Cienfuegos y el texto “Vas bien Fidel“.

En el lado este de la plaza se ubica la Biblioteca Nacional José Martí, la cual cuenta con una interesante exposición fotográfica; y en el lado oeste se halla el Teatro Nacional de Cuba.