A sólo 5 kilómetros de Chichen itzá se encuentra este cenote a cielo abierto que, en la antigüedad se utilizaba, como casi todos, con fines sagrados. Con 60 metros de diámetro y paredes cortadas de 15 metros, se encuentra conectado con la pirámide de Kukulcán a través de un camino de 300 metros. Su cercanía lo hacía importante para los habitantes mayas de la zona, que utilizaban el cenote sagrado para lanzar vírgenes en sacrificio para contentar al dios de la lluvia. En su fondo se han encontrado restos de mujeres jóvenes ataviadas con ropajes muy elaborados. Este es el cenote idóneo para que dejes volar la imaginación y encontrarte con nuestros antepasados.