Es el último convento que se construyó en esta ciudad colonial.
En 1724 se les otorgó a las monjas capuchinas un espacio. Esta orden era característica porque no exigía una posición económica alta a las religiosas para ser aceptadas.
Originalmente denominado “Convento e Iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza” la construcción fue aprobada por Felipe V, en 1725.
La obra se inició en 1731 y se consagró en 1736. Cada una de las habitaciones contaba con su propio sanitario y área de estudio, destaca el sitio Guatemala.com

Según se indica, al momento de morir, las monjas eras veladas y enterradas en las bóvedas subterráneas, por lo que aseguran que hay actividad paranormal en ese claustro.
De acuerdo con información de Wikipedia, el convento tenía capacidad para alojar de entre 25 a 28 monjas.
La denominada “torre del retiro”, en forma de círculo, es única en América.
La fachada de la iglesia monástica está forjada en piedra, como lo es también la Iglesia Escuela de Cristo, característica que las distingue de los demás templos coloniales de la localidad.