«Carara» es una palabra del idioma huetar que significa «río de los lagartos», y es el nombre que daban los indígenas huetares al río Grande de Tárcoles antes de la llegada de los españoles a Costa Rica.
Es conocido como la “Isla Biológica” por ser una meca biológica que cubre 47 kilómetros cuadrados y se localiza en la costa del Pacífico, al sureste de Puntarenas a 109 kilómetros de San José. Gran cantidad de animales silvestres, encuentran refugio en el bosque y en el suelo. Su cobertura forestal, casi intacta, asegura la pureza de los ríos y riachuelos.
Con aproximadamente 52 kilómetros cuadrados de superficie, este parque protege la cuenca del río Grande de Tárcoles e incluye una de las mayores poblaciones remanentes de guacamaya roja en el país.
Carara posee varios ecosistemas como ciénagas, una laguna y bosques de galería, secundarios y primarios. Las ciénagas se forman por las inundaciones estacionales del río Grande de Tárcoles. La laguna ocupa un extenso meandro abandonado del río Grande de Tárcoles, mide unos 600 metros de longitud, 40 metros de ancho y 2 metros de profundidad. Prácticamente toda está cubierta de choreja o lirio de agua y de otras plantas acuáticas.
En este ambiente son abundantes diversas especies de reptiles como los cocodrilos que miden hasta tres metros de largo y de aves acuáticas como las garzas rosadas, los patos aguja, los gallitos de agua, los zambullidores piquipintos y los martín peña. Los cocodrilos son también abundantes y fáciles de observar en el río Grande de Tárcoles.
El Parque Nacional Carara cuenta con quince sitios arqueológicos precolombinos, pertenecientes al área arqueológica de la Región Central de Costa Rica, correspondientes a dos periodos de ocupación: Fase Pavas (300 a.C a 300 d.C) y Fase Cartago (800 a 1500 d.C).
Además de la impresionante belleza escénica del bosque tropical prácticamente vírgen y regenerado que llega hasta el mar, siendo un exuberante corredor biológico de gran biodiversidad, es especialmente atractivo para los observadores de aves por gran variedad y accesibilidad interna y rodeado de servicios hoteleros y de todo tipo y nivel de servicios.
Carara es un destino favorito de los observadores de aves por varias razones, además de su facilidad de acceso. En primer lugar, se posiciona en una zona de transición, lo que significa que los residentes de ambos hábitats es probable que aparezcan. En segundo lugar, el Río Grande de Tárcoles tiene secciones de flujo libre y sus aguas se filtran en marismas de temporada y una de las lagunas poco profundas cubiertas de jacintos, que amplía aún más el número de los hábitats locales. Por último, no todos los árboles son de hoja Grande , Carara es más abierta que las selvas tropicales ubicadas más al sur, lo que hace que sea muy fácil observar la vida silvestre local como por ejemplo: monos, perezosos, guatusas, hormigueros, venados, saínos, ranas, serpientes y muchas mas.
Este parque nacional es donde anidan la mayoría de lapas rojas en Costa Rica ya que disponen de mucho alimento por toda la reserva, por lo general, se les puede ver al atardecer volar hacia el oeste por los llanos del rió Tárcoles hacia los manglares costeros donde pasan la noche. Este es verdaderamente un lugar de espectacular belleza y una amplia variedad de vida silvestre para ver en su hábitat natural.