El Museo Nacional, el panóptico que cumple 140 años de historia
Si usted, lector, pudiera caminar por la Bogotá de hace 140 años, pasando por la recoleta de San Diego, hoy Centro Internacional, vería a los presos levantando una estructura de grandes murallas que sería, unos meses después, el soporte de su propio encierro.
Unos años más tarde, si tuviera la suerte de ingresar a la terminada Penitenciaría de Cundinamarca, hoy Museo Nacional De Colombia, asistiría a un escenario perturbador.
Una construcción en forma de cruz latina, una cárcel moderna al estilo panóptico, diseñada por Thomas Reed y construida desde 1874, con “un patio sucio, largo, mal enladrillado y sumamente húmedo, en cuyo extremo norte está la alberca… y en el costado occidental, al pie del inmenso paredón que da a la calle, al excusado, que no era otra cosa que un agujero enrejado de hierro sobre el hediondísimo caño de desagües del edificio”, en palabras del escritor Adolfo León Gómez, en su libro Secretos del Panóptico.
Ese foco de infección estaba completamente descubierto, de modo que el que allí se colocaba era visto por todos los habitantes del local, y tenía encima las inclemencias del cielo y debajo el infecto vapor de tifus, viruelas, disenterías y demás miasmas de muerte que pueblan el panóptico”, Continúa Gómez, que tuvo que vivir las torturas del sistema carcelario de entonces por haber escrito supuestamente un poema en contra de un político.
Hambre, frío y hacinamiento. Métodos rudimentarios de tortura como la picota, que consistía en un poste de hierro clavado en el patio donde amarraban del pie a los presos durante tres días, como bueyes en torno a un eje, girando a la intemperie, satisfaciendo allí mismo sus necesidades corporales. O el baño: el recluso era desnudado en la plaza y lanzado a un pozo frío y de aguas estancadas.
Gómez, en su libro, recuerda a uno de los carceleros, un leproso, que revisaba la comida que entraba para ver si venía alguna carta.
El panóptico albergó 5.000 presos políticos durante la guerra de los Mil Días. En su momento fue llamado El matadero oficial, La casa muerta. La ciudad del penado y La ciudad ciega.
Hasta que en 1934 se creó un decreto que cambió el sistema penitenciario y entonces los rastrillos fueron transformados en comedores, en salones de carpintería. Instalaron incluso una huerta y una cancha de fútbol.
Las 204 celdas, antes habitadas por varios presos, servirían desde entonces como espacio para uno solo. Disciplina e higiene y una cárcel menos bárbara, cambiarían de cierta forma la imagen de la condena como una suerte de muerte moral definitiva. Ahora sería el lugar de “la resocialización del hombre”.
Transformación en centro cultural
En una ciudad donde todo lo viejo es demolido es imposible saber cuánto resistirá un edificio. Por eso, que la actual sede del Museo Nacional cumpla 140 años, la convierte de inmediato en una celebridad, en una sobreviviente de la masacre patrimonial.
En 1936, se mandaron a realizar los planos de la cárcel La Picota. En ese entonces, la Penitenciaria de Cundinamarca ya había dejado de pertenecer a las ‘afueras’ de Bogotá y hacia parte de la zona urbana de la ciudad.
Bajo la promesa de renovar a Bogotá, debido a la Conferencia Panamericana, se empezaron obras como la construcción de la avenida Las Américas, la carrera décima y la ampliación de la carrera séptima. En 1946, el Panóptico es cerrado y los reos son trasladados a la nueva cárcel La Picota.
Lo que se empezó a considerar un edificio inútil, una obra digna de ser demolida, es rescatada gracias a la labor del entonces ministro de Educación Germán Arciniegas, que decide trasladar allí el Museo Nacional, iniciativa que Le Corbusier aplaude y califica como “gran acierto”, pues decía que el Panóptico era uno de los edificios más hermosos de Bogotá.
La inauguración, luego de la restauración de los arquitectos Manuel de Vengoechea y Hernando Vargas, es pactada para el 9 de abril de 1948, pero debe ser reprogramada para el 2 de mayo del mismo año, debido a los desórdenes que genera el asesinato de Gaitán.
El 11 de agosto de 1975, el lugar es declarado Monumento Nacional.
El Museo celebrará en octubre
El Museo Nacional de Colombia celebrará durante todo el mes de octubre, con actividades especiales, los 140 años del inicio de la construcción de su sede actual. El pasado miércoles, Mariela Vargas dio una conferencia titulada ‘El Panóptico desde su nacimiento’, en la que habló del concepto de ‘panóptico’, la vida de los prisioneros y la transformación del edificio en un espacio cultural.
El próximo miércoles 8, Alejandro Suárez invitará a los visitantes a conocer la historia secreta del Museo; en el recorrido presentará cómo era el funcionamiento de la cárcel del Panóptico y cómo vivían quienes la habitaban. Para cerrar la conmemoración, el viernes 24 Alberto Escovar ofrecerá una visita especial denominada ‘El Museo Nacional y la historia de sus sedes’.