Aquellos que tienen espíritu explorador y visitan la provincia de San Luis, tienen la oportunidad de realizar un exclusivo turismo minero, al visitar la mina de oro Buena Esperanza, en la localidad de La Carolina.
Para experimentar esta clase de excursiones, se debe recorrer los 80 km que separan a la capital puntana de La Carolina, tras recorrer el hermoso valle de Pancanta hasta el pie del cerro Tomolasta, de 2.018 metros sobre el nivel del mar.
Para llegar aquí se debe transitar la ruta provincial nº 9, con dirección norte.
Una vez en el pintoresco poblado, que parece estar ajeno al paso del tiempo, se debe contactar un operador local y de ese modo lograr acceder a las entrañas de las antiguas minas que, desactivadas, continúan arrojando sorpresas a sus visitantes.
La villa turística La Carolina data de 1792, año en que fue fundada por el entonces Marqués de Sobremonte, en honor a la esposa de Carlos III de España.
Este antiguo poblado tuvo su auge a mediados del siglo XIX, cuando un casual descubrimiento generó la más descabellada fiebre de oro que sufriera el país.
Muy pronto, la incipiente actividad minera generó que compañías inglesas y españolas llegaran hasta la región para extraer el oro que se albergaba en las montañas, eclipsando por completo la tradición pastoril y ganadera de la zona.
Alrededor de esta labor, comenzaron a construirse viviendas de piedra junto a calles angostas que culminaban en oscuros túneles, donde los mineros se adentraban en busca del preciado mineral.