Los españoles que lo descubrieron en 1510 nunca se imaginaron ver una enorme galera que sobresalía del mar, por lo que lo llamaron Cerro de la Galera, y a la cima, «La Popa de la Galera». Posteriormente, los antiguos cartageneros también lo llamaron Cerro de la Cruz por la cruz que lo corona. Sobre su cima se encuentra una hermosa iglesia y convento colonial de la Orden de Agustinos Recoletos construidos entre 1609 y 1611. El claustro del convento de la Popa es uno de los más bellos de la ciudad colonial de Cartagena y de toda Colombia.
Parece ser que en los años de la Colonia existía en su cima un adoratorio Clandestino donde los indios y esclavos africanos adoraban a una deidad llamada «Buziriaco» o «Cabro Urí» que tenía apariencia de un macho cabrío. La leyenda cuenta que entonces fray Alonso de la Cruz Paredes, religioso de la Orden de Agustinos Recoletos, quién se encontraba apartado en el desierto de Ráquira (Boyacá), recibió en un sueño la orden de la virgen María de erigirle un monasterio en el lugar más elevado de una ciudad costanera. Fue así como el monje viajó hasta Cartagena y sobre el cerro de la Popa llevó a cabo la misión ordenada. A su llegada a la ciudad arrebató el cabro Busiraco y lo arrojó cuesta abajo. Desde entonces el sitio se conoce como el Salto del Cabrón y su culto fue reemplazado por el de la imagen venerada de la Virgen de la Candelaria, una pintura de origen colonial que representa a la virgen de raza negra y que hoy es patrona de la ciudad de Cartagena de Indias.
Se cree que la construcción del templo y convento de la Popa demoró mucho más de lo previsto por los continuos saboteos de Busiraco en forma de truenos, rayos, lluvias y vendavales. En época Colonial y hasta la abolición de la Esclavitud los negros africanos establecidos en la ciudad y sus alrededores tenían permiso de celebrar las fiestas de la Virgen de la Candelaria donde hacía demostraciones de sus celebraciones y donde surgió el ritmo musical de la cumbia.
El convento de la Popa dejó de ser habitado por los agustinos recoletos desde 1822 hasta 1963 a causa de la desamortización ordenada por las autoridades civiles. Pasado ese tiempo, los frailes pudieron recuperar su convento que siempre ha sido el Santuario de la Virgen de la Candelaria, Patrona de Cartagena, y su imagen, que se encuentra en el retablo dorado de la capilla, es muy venerada por el Pueblo de católico de la ciudad y alrededores. El Papa Juan Pablo II coronó canónicamente la Virgen el domingo 6 de julio de 1986 en su visita Apostólica a Cartagena