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Iglesia de San Francisco

La Iglesia de San Francisco el Grande está localizada en la ciudad de La Antigua Guatemala. El primer santuario fue edificado a mediados del siglo xvi, pero sufrió deterioros en el año de 1565 a causa de un fuerte sismo. La iglesia actual fue construida en 1702 por Diego de Porres y fue destruida por los terremotos de 1717, 1751 y 1773.

 

Tras ser abandonada fue dañada por los terremotos de 1874 y 1917, hasta que finalmente, la iglesia fue reconstruida durante la segunda mitad del siglo xx, luego de que el estado guatemalteco permitiera que las órdenes regulares tuvieran propiedad en el país nuevamente y que s los franciscanos se les regresara el complejo en 1967. La iglesia es particularmente conocida por albergar la tumba de Pedro de San José de Betancur, misionero en Guatemala y santo de origen español.

 

La fachada de la iglesia se encuentra adornada por columnas salomónicas. Se compone de tres calles y cinco cuerpos con nichos ocupados por santos franciscanos. En el arco central, en la hornacina del tímpano está una imgaen de la Virgen María de yeso y sobre el arco está el águila bicéfala del empresador Carlos V. La fachada está flanquada por dos torres más bajas que la cúspide de la fachada: la torre Norte es la de las campanas, reconstruida en 1967, y la torre Sur era la del reloj, pero ésta no fue reconstruida y permanece como la dejó el terremoto de 1773.8 Adyacente a la construcción se encuentran las ruinas del antiguo convento. La iglesia tiene forma de cruz latina, conforme a los cánones del Concilio de Trento.

Palacio de los Capitanes Generales

Al lado sur del Parque Central de Antigua, luce esplendoroso y lleno de magnificencia el ya famoso Palacio de los Capitanes Generales, que fuera por 200 años la sede del Gobierno de España.

El Palacio de los Capitanes Generales, o Palacio Real, es un edificio colonial localizado en la ciudad de Antigua Guatemala. Alberga las oficinas del Instituto Guatemalteco de Turismo, Gremial de Turismo de Antigua, Policía Nacional Civil y la Gobernación Departamental, entre otras.

La ciudad se trazó en forma rectilínea, con las calles orientadas de norte a sur y de este a oeste, con una plaza central. Para los edificios eclesiásticos y de gobierno fueron designados lugares importantes alrededor de la plaza central; a la que también se le llamaba Plaza Mayor, Plaza Real y Plaza de Armas. Entre 1549 y 1563, las propiedades al sureste de la plaza mayor fueron vendidas a la corona y ocupadas por el primer presidente de la Real Audiencia de los Confines: el licenciado Alonso López Cerrato, quien además fungió como gobernador y capitán general; el edificio que se construyó originalmente era pequeño de artesonado con portal, techo de teja y paredes de adobe. Anteriormente la audiencia se encontraba en la ciudad de Gracias a Dios en Honduras, pero allí carecía de las condiciones adecuadas para realizar sus actividades.

La construcción de las Casas Reales para la residencia del Capitán General y los oidores de la Real Audiencia de los Confines se inició en 1558. En el lugar se ubicaban la Caja Real, la cárcel, el cuartel del Batallón de Dragones, la Sala de Armas, las casas de habitación de los oidores y cabellerizas huertos y bodegas.

Para 1678 el Palacio de los Capitanes Generales ya era un edificio de dos niveles, con portal y columnas de madera y con techo de teja con alero.

Posiblemente los daños causados por los terremotos de San Miguel (1717), de San Casimiro (1751) y de Santa Marta (1773), fueron serios, pero fueron más serios los que provocó el saqueo y el abandono de la ciudad. El 16 de enero de 1775 el maestro mayor de obras Bernardo Ramírez, comenzó a sacar todos los materiales utilizables del edificio para trasladarlos a la nueva capital ya que se había emitido orden legal en la cual se ordenaba que debían ser trasladados al nuevo asentamiento todos los materiales que pudiesen servir en la construcción de edificios y casas. Por esta disposición el Palacio Real fue despojado de puertas, ventanas, balcones, objetos decorativos, etc.

El Palacio, junto con la ciudad de Antigua Guatemala fue declarado Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1979.

El Cerro de la Cruz

Muy cerca de la ciudad de Antigua se encuentra esta pequeña montaña llamada el Cerro de la Cruz. Es un lugar formidable para poder apreciar en todo su conjunto a esta bella ciudad de Antigua, acertadamente declarada: “Monumento de América” y “Patrimonio Cultural de la Humanidad”.

En su cima se puede observar perfectamente el trazo inconfundible de la ciudad, típico de la urbanización de la época Colonial. Sus calles y avenidas perfectamente delineadas. Su plaza Mayor al centro y todas sus demás edificaciones: iglesias, conventos (la mayoría ahora en ruinas), sus casas de diferentes colores con sus techos de teja, sus calles empedradas, en fin todo es una panorámica preciosísima que nos deja sin aliento

Este cerro se conoce con dos nombres: Cerro del Manchén (por el lado norte), y Cerro de la Candelaria (por el lado noreste). Es por este último por donde generalmente se sube, y puede hacerse también de dos formas: por un graderío (a pie), o por la carretera (utilizando una bicicleta montañesa, un tuk-tuk, o un carro). De todas maneras su ascenso a pie no lleva más de 30 minutos y su descenso unos 10. A pesar de que es muy pequeño, es lo suficientemente elevado para poder admirar en toda su magnitud a la extraordinaria ciudad Colonial y deleitarse en su cima de por sí encantadora, con una gran cantidad de árboles especialmente pinos y cipreses, una gran variedad de plantas y flores silvestres.

Además de la belleza de la ciudad, se puede apreciar al fondo al majestuoso Volcán de Agua, magníficamente asentado y pleno de singular prestancia.

Desde el año de 1,930 que se puso en este cerro una enorme cruz y de ahí es que deriva su nombre, originalmente esta cruz era de madera, y un día antes del jueves de la Ascensión se la iluminaba con una enorme serie de focos. Posteriormente se cambió esta cruz por una de concreto, esto habrá sido como en los años 60. Y ahora cuenta con una iluminación a base de reflectores.

Tanque la Unión

En la época colonial de la Antigua Guatemala, no todas las viviendas poseían un lugar para el lavado de ropa, por lo que algunos de los habitantes recurrían a lavaderos de ropa públicos, que a la vez se consideraban puntos de reunión social para conversar de cosas cotidianas.

La Plaza de San José, hoy conocido como Tanque la Unión, es un lavadero histórico cual fue inaugurado el 3 de Febrero de 1853.

La Plaza de San José pasó a llamarse Plaza la Unión en conmemoración a la victoria del ejército guatemalteco contra El Salvador en la Batalla de la Arada (1851 – 1853) enfrentamiento que fue comandado por el entonces presidente Rafael Carrera.

La batalla de la Arada fue el acontecimiento militar considerado como el mayor y más brillantes de los desempeños del ejército de Guatemala en su historia.

En esta batalla Guatemala venció a una fuerza superior con inteligencia de combate, táctica de reserva para una segunda línea de defensa y se utilizaron todos los principios de la guerra con efectividad.

Antigua Guatemala Tanque La Union foto por Luis Fernando Morataya – El Tanque la Unión, La Antigua Guatemala

En 1925, para dar reconocimiento al Congreso Unionista de Centroamérica que tuvo lugar en Guatemala, la plaza cambio su nombre a Parque y Tanque La Unión.

Debido al terremoto de 1976, el Tanque fue reconstruido en 1979 para preservar el estilo neo clasico. Hoy en día, en el parque hay un área verde con palmeras muy altas, bancas y durante los fines de semana hay ventas de comida típica.

El tanque está ubicado en la 6 calle Oriente y 2 avenida Sur, entre el templo del Hermano Pedro y el sitio arqueológico de Santa Clara, en la Antigua Guatemala.

En el año de 1998, España regaló una cruz, que dice en su la leyenda: “De España para Guatemala, De Santiago de Compostela para Santiago de los Caballeros de Guatemala, simbolizando el encuentro de los dos lados del mar, noviembre 1998.”

Convento de las Capuchinas

La Iglesia y convento de las Capuchinas, consagrada en 1736, es uno de los sitios turísticos más visitados en la ciudad de Antigua Guatemala.

La construcción, llamada originalmente «Convento e Iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza», fue aprobada por Felipe V en 1725 justo a la llegada de la Orden de Clarisas Capuchinas a la población. La obra fue iniciada en 1731 y consagrada el año de 1736 bajo la supervisión de Diego de Porres; de hecho, fue el último convento fundado de la urbe y el primero que abandonó el hábito de exigir dote para las nuevas internas, circunstancia que había impedido a jóvenes de escasos recursos acoger la vida religiosa.

La rutina diaria de las profesas estaba regida por una estricta reglamentación que incluía las reglas máximas de pobreza, penitencia y ayuno; asimismo, debían subsistir de las limosnas proveídas por los fieles. Ahora bien, desde la formación de este convento, hubo dos tipos de monjas en los conventos de Santiago de los Caballeros.

El convento fue diseñado con su base estructural siendo circular en forma de hongo de 3 metros de diámetro localizada en el centro, llamada “torre de retiro” que fue la única en América en la época colonial.

La torre está construida desde el sótano y fue reforzada con armazones hierro. Los arcos de las bóvedas fueron unidos con grapas de hierro que se sellaban con plomo derretido.

En el convento está construido como un panóptico que es un edificio diseñado con el fin de que todo su interior pueda observarse completamente desde un punto central, en este caso llamado huerto.

Esto servía para observar las actividades religiosas y penitencias de las monjas por medio de un ventanuco (orificio en la pared) quienes la mayor parte del tiempo permanecían confinadas a sus celdas.

 

En el interior de cada celda, las monjas tenían los simples privilegios de una cama, una mesa pequeña y una silla. El terremoto 1773 causó daños muy grandes al convento, por lo cual las monjas tuvieron que mudarse a lo que hoy es la capital de Guatemala.

El convento esta localizado en la calle de Las Pilitas, 2 ave. Norte y 2 calle Oriente, en La Antigua Guatemala, y actualmente es un museo.

 

El Arco de Santa Catalina

 

El Arco de Santa Catalina es uno de los lugares más reconocidos de la ciudad de Antigua Guatemala. Es visitado anualmente por miles de turistas que acuden a la ciudad que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pertenecía a las monjas reclusas del convento de Santa Catalina Virgen y Mártir, pero tras el traslado forzoso de la capital de la Capitanía General de Guatemala de Santiago de los Caballeros de Guatemala a la Nueva Guatemala de la Asunción luego de los Terremotos de Santa Marta en 1773, la estructura quedó abandonada. El Arco de Santa Catalina, Claustro Conventual y Nave de la Iglesia conforman el conjunto monumental del Antiguo Convento de Santa Catalina Virgen y Mártir; de los cuales el arco y la nave de la iglesia son propiedad de la municipalidad de la Antigua Guatemala y el claustro conventual es propiedad privada. El antiguo claustro pasó a manos privadas a principios del siglo xix mientras que el arco y las ruinas de la iglesia quedaron abandonados. El arco fue reacondicionado en la década de 1890 por el gobierno del general Manuel Lisandro Barillas Bercián y se construyó sobre él una torrecilla para colocar un reloj.

El carácter del Convento de Santa Catalina Virgen y Mártir, era de reclusión, lo que significa que sus internas evitaban tener contacto con las personas de la ciudad en general. El convento fue ganando adeptas gradualmente y con su crecimiento se hizo necesario ocupar una parte de la cuadra ubicada al frente. Esto significaba un problema, pues no tenían ninguna intención de cruzar por medio de la calle.

Por esto, el Arco de Santa Catalina nace más por la necesidad de no ser vistas mientras cruzaban hacia el resto del convento, y es así como se inicia su construcción en el mes de julio de 1693. Los terremotos de Santa Marta de 1773 afectaron a esta parte de la ciudad.