Teatro Nacional

El Teatro Nacional de Costa Rica es el principal teatro del país con la misión de promover la producción de las artes escénicas de alto nivel artístico y conservar para el uso del público, esta valiosa infraestructura  Declarada Monumento Nacional, según Ley Nº 3632, publicada en La Gaceta Nº 292 del 24 de diciembre de 1965, de carácter estatal; como una de las obras arquitectónicas más importantes del país.

Este Teatro fue inaugurado el 21 de octubre de 1897, con la ópera Fausto de Gounod; en su edificación con estilo arquitectónico donde predomina el eclecticismo.

 

Los espectáculos que suelen realizarse son principalmente de teatro, danza o musicales que cuenten con un alto nivel artístico.

  • Misión

Ser una institución que promueve la producción de las artesescénicas de alto nivel artístico y conserva para el uso del público el Teatro Nacional de Costa Rica como Monumento Histórico.

  • Visión

Fortalecer y diversificar la oferta de las Artes Escénicas, con prácticas de mejora continua, en todas sus áreas para capturar un público más amplio que valore el patrimonio histórico que constituye el Teatro Nacional de Costa Rica.

La construcción del Teatro Nacional se inició en enero de 1891, una vez que el Decreto N° XXXIII del 28 de mayo de 1890 ordenara su construcción, declarándola como «obra nacional»; cuando la ciudad de San José tenía no más de 20.000 habitantes. El teatro, como representación artística está presente en Costa Rica desde el periodo colonial, determinado por los temas religiosos, con elencos únicamente de varones, que se desarrollaba en espacios predominantemente privados, sin que se llegara a concretar el establecimiento de una sala de teatro. Con la independencia (1821) y la construcción de un creciente Estado que involucraba a diversos actores sociales y bajo el norte de un Estado que alcanzara el «progreso», es que durante la administración de Juan Rafael Mora Porras (1849-1859) se llega a edificar el Teatro Mora, de carácter público, el cual fue concentrando la presentación de eventos artísticos (dentro del ámbito urbano); el que pasa a denominarse Teatro Municipal una vez derrocado don Juanito Mora. Este lugar logró por muchos años suplir la necesidad de espectáculos del pueblo costarricense; pero poco a poco se deterioró hasta que llegó a cerrarse en 1888 cuando un terremoto terminó por destruirlo.

Vista de la sala del teatro desde el escenario.

El presidente José Joaquín Rodríguez Zeledón (1890-1894), retoma la inquietud que muchos sectores de la población costarricense sintieron durante décadas, la de contar un teatro que disfrutara de condiciones adecuadas para que se realizaran en él espectáculos de la más alta calidad artística. Para financiar esta obra el Tesoro Público debió invertir la cantidad de 200.000 pesos, los cuales serían retribuidos mediante el establecimiento de un impuesto de 20 centavos sobre cada 46 kilogramos de café que se exportara; tasación que finalizaría cuando el edificio se completara. (Decreto N° XXXIII del 28/5/1890). Transcurridos unos meses desde el inicio de la construcción, el dinero previsto se había agotado y la obra era incipiente, razón por la que el presidente Rodríguez Zeledón emitió un nuevo Decreto, N° XCVII del 29 de diciembre de 1892, que dictó dar continuidad al impuesto ya decretado, dado que fueron insuficientes los doscientos mil pesos iniciales. Sin embargo, quince meses después se publicó un tercer Decreto, N° XIII del 20 de mayo de 1893, el cual suprimió el impuesto sobre la exportación de café y lo sustituyó, creando uno nuevo sobre el muellaje sobre mercancías generales importadas, en un centavo por kilogramo. De acuerdo con el gobierno central, resultaba necesario el cambio de la imposición porque el impuesto al café exportado solamente «grava á parte de los contribuyentes y afecta la principal producción del país…» (Decreto N° XIII del 20/5/1893). Considerando que entre mayo de 1890 y mayo de 1893 se recaudaron un total de 132.873,39 pesos se deriva que los cafetaleros únicamente aportaron un 4.42% del costo total de la construcción y ornamentación del Teatro Nacional; siendo la totalidad de los costarricenses (con un impuesto a los productos importados) quienes aportaron un 95,58%; desmitificándose de esta manera que el Teatro Nacional fuera edificado con el aporte único y total de los grandes cafetaleros

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