Lago Naguel Huapi/E se encuentra en Neuquen, su nombre significa en mapuche “ISLA DEL TIGRE” Nahuel = tigre, Huapi = isla, pero, los mapuches no se referían a “tigres” sinó a PUMAS, un felino de gran tamaño que sí habita la Patagonia Argentina./>>
Con sus aguas de intenso azul y sus islas enmarcados por un maravilloso paisaje, convierten a este lago en uno de los principales atractivos de Bariloche.
De origen glaciar, por lo cuál se explica la temperatura bastante fría de sus aguas. Está compartido por las provincias argentinas de Neuquén en un 80 % y de Río Negro en un 20 %.
La superficie es de 557 km² y se sitúa a una altitud de unos 700 msnm. Destacado por su profundidad y sus siete brazos: Brazo Campanario, Brazo Tristeza, Brazo Blest, Brazo Machete, Brazo Rincón, Brazo Esperanza y Brazo Huemul.
Se relaciona con otros lagos menos extensos, como el Gutiérrez, el Moreno, el Espejo y el Correntoso. Se alimenta de los deshielos y constituye la naciente del río Limay. Alcanza 464 m de profundidad máxima. Posee varias islas, siendo la más grande e importante por su actividad turística la ISLA VICTORIA.
En el siglo XVI la zona estaba poblada por pueblos de estirpe patagona llamados ténesh o poyas,1 y conocidos como «vuriloche» (gente del otro lado) por los mapuches.
El primer europeo en alcanzar el lago fue, en el año 1621, el militar español Diego Flores de León, que procedía del virreinato de Chile. En 1670 misioneros jesuitas provenientes de la residencia de Castro, en Chiloé, llegaron a la zona; entre ellos se destacó Nicolás Mascardi. Él y sus seguidores fundaron una misión conocida como Misión del Nahuel Huapi en la península Huemul para evangelizar a los nativos (poyas o vuriluches). La misión fue abandonada en 1718 debido a la matanza de cinco miembros de la orden.
Casi dos siglos después, el 22 de enero de 1876, el perito Francisco Pascasio Moreno remontó el río Limay llegando a la costa este del lago. El primer buque —posiblemente el único— que llegó hasta el lago por el río Limay fue una lancha a vela y remos, conducida por el teniente Eduardo O’Connor. Al completar la hazaña, bautizó a su embarcación como «Modesta Victoria»,2 —los dos nombres de su esposa—, término que se ha aplicado desde entonces a diversas embarcaciones de turismo que recorren el lago.