Yungas – El camino de la muerte o Death Road

Creciente atractivo turístico de aventura. Yungas – El camino de la muerte

El ser humano desde siempre ha demostrado una curiosidad por alcanzar sitios inaccesibles y peligrosos, bien sea en las profundidades más inhóspitas o coronando los puntos más altos del planeta. Aunque no todos los viajeros encajan en esta descripción, cada año son más los que se atreven a conocer el Camino de la Muerte, una carretera que conecta La Paz, capital de Bolivia, con la región de los Yungas, un sendero que, en las últimas décadas, se ha ganado la fama del camino más mortal del planeta.

Las razones para tal nombramiento se cimentan sobre los lamentables accidentes que, durante su historia, han dejado una media de casi un centenar de fallecimientos y más de 200 accidentes al año, en un camino de poco más de 80 kilómetros. Pero, ¿por qué es tan peligroso este camino? Conozcamos un poco la historia de una de las atracciones más buscadas por los turistas que viajan a Bolivia y que cada año gana más adeptos.

El origen del Camino de la Muerte

La necesidad de conectar La Paz con las Yungas, una zona situada al noreste de la capital en los Andes Centrales, fue la motivación para abrir un sendero en una región donde predominan densos ecosistemas de selva y bosques de montaña, en un clima muy lluvioso y con nieblas frecuentes.

Construido por prisioneros paraguayos capturados durante la Guerra del Chaco (conflicto que enfrentó a Bolivia y Paraguay por una disputa territorial entre 1932 y 1935) el Camino de los Yungas comienza en La Paz, a unos 4700 metros de altitud, y termina en el pueblo de Yolosa, a 1200 metros sobre el nivel del mar (msnm), presentando un desnivel de 3500 metros en apenas 80 kilómetros.

Dotado de un solo carril, que en promedio tiene un ancho de 3 a 5 metros, la rudimentaria carretera, aparte de su pronunciado descenso, tiene una superficie de tierra, piedras y grava por donde atraviesan riachuelos y donde los derrumbes de tierra están a la orden del día, situación que obligó a crear ciertas reglas para circular por ella.

El Camino de la Muerte en dos ruedas

Además del exuberante y hermoso paisaje y los bruscos cambios climáticos ocasionados por el rápido descenso, la principal motivación de recorrer este camino en bicicleta es el desafiar sus peligros. Esta motivación no ha pasado desapercibida para muchos emprendedores de La Paz, que han abierto una gran cantidad de establecimientos que alquilan equipo y proporcionan transporte, comida y todo lo necesario para que el turista lleve a cabo esta deliciosa locura.

La excursión por el Camino de la Muerte dura todo un día y comienza desde muy temprano. Generalmente, se convoca a los grupos desde las 7 de la mañana y antes de partir se debe firmar un documento en el que se libera de responsabilidad a la empresa que presta el servicio en caso de accidente. Irónicamente, aunque se requieren agallas para experimentar el recorrido, es una excursión que no requiere de una preparación física extraordinaria, ya que prácticamente todo es en descenso y las pocas cuestas que hay se presentan casi al final del recorrido.

Anatomía del Camino de los Yungas

El descenso -que suele durar unas cinco horas hasta el pueblo de Yolosa- comienza en La Cumbre, el punto más alto del camino, el cual se encuentra a 4700 metros de altura. Aparte de una buena dosis de sensatez y sentido común, lo más importante es contar con una buena bicicleta que tenga una adecuada suspensión delantera y sobre todo, unos buenos frenos, ya que los utilizarás durante todo el recorrido.