Es la Aldea de la Cultura Recinto de Quirama, situada en el corazón del oriente antioqueño. Distante 50 kilómetros de Medellín y a 15 minutos por carretera del aeropuerto José María Córdova, en El Carmen de Viboral.
La casa, declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación, fue comprada por Jorge Rodríguez Arbeláez para hacer realidad su sueño de construir un sitio de reflexión, de estudio, de pensamiento y de recreación.
El inmenso terreno, unas 114 cuadras, era el asentamiento de la tribu Quirama. A finales del siglo pasado se convirtió en hacienda ganadera, adquirida posteriormente por un hombre que convencido de la existencia de un entierro indígena en esos predios emprendió la quimérica aventura de encontrarlo.
Entonces contrató una cuadrilla de obreros, consiguió un detector de metales y comenzó a perforar con cierto desasogiego donde le marcaba el aparato. Aún quedan testigos de la decepción de este hombre, ya que nunca sacó nada distinto a pedazos de hierros oxidados, clavos y trozos de herraduras.
Desesperado decidió vender la casa para recuperar, al menos, parte de su capital invertido en la frustrada empresa.
Hacia 1968 llegó Arbeláez y se la compró. Y aunque su idea inicial era la de crear un centro de formación en administración pública, descubrió que era un sitio ideal para el sosiego, propio para aquellas personas que quieren leer, escribir o para quienes buscan un reposo intelectual.
No se le quiere dar ese término de hotel, dice Arbeláez, si bien cuenta con toda la infraestructura propia de la hotelería, preferimos llamarlo Recinto de Quirama para que no pierda ese encanto de ser un centro del pensamiento y del estudio .
El estilo arquitectónico de la casa es de origen republicano, conservando la forma original de su construcción. Sin embargo, en su restauración se le agregó parte de arquitectura propia de las construcciones campesinas de la región.
Las ventanas con balaustres, faroles, fuentes de agua, chambranas, columnas en madera, patios y corredores inmensos, hechos en ladrillo y piedra de canto rodado, todo con materiales de la zona, se ven engalanados con begonias, novios, geranios, azaleas, besitos, orquídeas y enredaderas. Flores características del oriente antioqueño.
El lugar cuenta con 80 hectáreas de bosque y de senderos para caminadas ecológicas. Uno de los senderos conduce a una Ermita, llamada de San Francisco, y al observatorio astronómico, levantados para el recogimiento espiritual y para el placer de mirar en la noche a las estrellas.
En la misma aspiración de estimular la sensibilidad, Quirama ofrece los servicios de una biblioteca con títulos en literatura, filosofía, sociología e historia y un completo almacén para venta de productos artesanales.
Asimismo, el visitante se encuentra con ocho salones que rinden un homenaje a destacados artistas antioqueños, como Ricardo Rendón, Horacio Longas, Baldomero Sanín Cano, Uribe Ferrer, Manuel Mejía Vallejo, entre otros. Cada uno está decorado con objetos antiguos y adornados con la obras o los recuerdos de estos intelectuales paisas.
Fuera de estos salones que sirven para realizar conciertos, proyección de películas o recepciones, existen otras salas con chimeneas, ideales para la conversación y las tertulias.
Quirama cuenta con una zona húmeda con piscina, sauna y turco, una cancha de fútbol y otra de voleibol. Un sitio para juegos de salón y una amena taberna y restaurante, donde se sirven licores nacionales y extranjeros y desde platos típicos de la región, hasta los internacionales.
Las habitaciones son acogedoras y están ambientadas conservando el estilo de una casa campesina vieja, pero con las comodidades de la modernidad. Cada una consta de dos camas, baño, televisor a color, dos mesa de noche, un tocador, un closet y dos sillas.
Este apacible lugar, propicio para el sosiego del espíritu, está ubicado en un sitio privilegiado por su paisaje, su agradable clima de 18 grados centígrados y por los servicios y la infraestructura que tiene hoy el oriente de Antioquia.
Según los investigadores, Quirama es una palabra indígena que para algunos significa lugar del encuentro , y para otros expresa lugar del amor . Lo cierto es que estas dos circunstancias no son excluyentes y, por el contrario, en el Recinto han encontrado su simbiosis perfecta.
Fuente: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-421767