Zona Arqueológica Dzibanché
Dzibanche es un sitio arqueológico maya ubicado en el estado mexicano de Quintana Roo a 78 km de la ciudad de Chetumal. Probablemente el asentamiento se remonta al año 200 a. C. siendo una pequeña aldea agrícola en sus inicios. Cuatro o cinco siglos después inició su gran despliegue urbano y social que llegaría a su apogeo en el periodo clásico. A esta época corresponden la acrópolis del conjunto Kinichná, el Edificio 1 o Templo del Búho y la primera etapa constructiva del Edificio 11 o Templo de los Cormoranes. A partir del siglo XI d. C. la ciudad quedó abandonada.
Su nombre que en maya significa “escritura sobre piedra”, se le dio por el hallazgo de dinteles de madera con inscripciones calendarícas en la estructura conocida como Templo VI.
El estudio del sitio Dzibanche está lejos de concluir, pero puede decirse que de acuerdo a las investigaciones actuales el sitio seguramente habría sido fundado hacia 200 a.n.e., cuando se habrían edificado diversas plataformas y construcciones de material perecedero. Es a partir del clásico temprano (200 d.n.e.), que Dzibanché se convierte en una gran ciudad y se inicia el desarrollo de los enormes proyectos constructivos que hoy pueden verse. A esta época corresponden la acrópolis del conjunto Kinichná, el Edificio 1 o Templo del Búho y la primera etapa constructiva del Edificio 11 o Templo de los Cormoranes, por citar los más importantes.
Durante el periodo clásico mesoamericano tardío (600-800 d.n.e.), termina la etapa de construcción de enormes templos – basamentos de función ceremonial, pero por el contrario se produce una enorme expansión del asentamiento urbano, a través de la edificación de una gran cantidad de edificios públicos, palacios y casas agrupados en torno a barrios que posiblemente tuvieron implicaciones económicas y productivas. La arquitectura agrícola, manifestada a través de numerosas obras de acondicionamiento y modificación del paisaje, el crecimiento urbano fue muy importante en el Dzibanché de aquel tiempo.
Posterior al fin del periodo clásico mesomaericano terminal (ca. 1000 d.n.e.) parece haberse producido un periodo de ruptura y desintegración sociopolítica en la zona, que coincide con el abandono de otras ciudades mayas. Esto habría ocasionado el cese de las obras arquitectónicas en el sitio y su posterior abandono parcial. Después de 1200 d.n.e., la población, incorporada a un patrón disperso y ruralizado, establece sus casas en el espacio de las antiguas plazas y desmantela algunos edificios para aprovechar sus materiales constructivos. Para los siglos XV y XVI, los habitantes de Dzibanché acudían a los templos en ruinas solamente para depositar ofrendas y realizar ceremonias a los antepasados.
El recorrido por el conjunto Dzibanché se inicia con el Edificio VI o Templo de los Dinteles, un edificio relativamente aislado, cuya primera etapa constructiva conserva un basamento con cuerpos ornamentados con un diseño de talud y tablero similares a los construidos en Teotihuacán por esos tiempos. En la porción superior puede verse un templo bien conservado y correspondiente a la segunda etapa constructiva, en el que destaca un dintel de madera con la fecha 554 d.n.e.
Continuando el recorrido se llega hasta la plaza Gann, nombrada así en recuerdo del primer visitante académico al sitio. En esta zona se conserva una serie de edificios de diversas funciones y temporalidad, entre los que por supuesto destaca el Edificio II o Templo de los Cormoranes, que es un gran basamento de planta cuadrangular sobre el que se encuentra un templo de excepcional altura y estrechez.
Complementando la distribución de la plaza Gann se encuentran las estructuras 10, 11, 12 y 14, que corresponden a edificios residenciales construidos durante el clásico tardío y terminal (600 – 1000 d.n.e.), así como el Edificio XIII o Templo de los Cautivos.
Caminando hacia el extremo noreste de la plaza Gann puede accederse a la plaza Xibalbá, que funcionó como el centro principal de la ciudad desde tiempos muy tempranos.
El segundo conjunto que puede ser visitado es el de Kinichná, nombrado así por Thomas Gann a partir de un elemento en estuco con la representación del glifo Kin (sol o día), que se conserva en la parte posterior de la acrópolis. Este conjunto se encuentra 2 km
La acrópolis de Kinichná se complementa con una serie de edificios bajos alrededor de una plaza, que posiblemente funcionaron como plataformas para templos menores, o bien como edificios de función habitacional.