Firmados Los Acuerdos de Paz, el 16 enero 1992 en el Castillo de Chapultepec, Ciudad de México, después de una guerra civil (1981-1992), Carlos Henríquez Consalvi “Santiago”, crea el Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI). Aunque su primera aparición pública se da en 1996, inicia el proyecto de crear un rincón de la memoria desde 1992, realizando esfuerzos de difusión. El MUPI, se ocupa en primera instancia de salvar importantes y valiosos archivos sonoros, fílmicos y audiovisuales que se encontraban en los frentes de guerra, en tatús es decir, en escondites subterráneos, o que se encontraban en México o Nicaragua; además de las grabaciones de los programas diarios de Radio Venceremos, la radio clandestina que durante 11 años de guerra civil salvadoreña transmitió desde las montañas de Morazán. Dicho material vuelve a surgir como material valioso y se convierte en el primer legado a rescatar por parte de este proyecto museográfico inusual. Iniciado el rescate de diversos archivos documentales y sonoros sobre las luchas sociales y posteriormente amplía este esfuerzo hacia diversos temas sobre cultura, identidad e historia de El Salvador.
El MUPI posee un acervo excepcional representado en fotos, audio, cine, video, afiches, objetos, publicaciones, pinturas y dibujos, periódicos, manuscritos y libros donados a la institución por la entusiasta colaboración de la sociedad, algunos pertenecieron a personajes como Salarrué, Claudia Lars, Roque Dalton, María de Baratta, Prudencia Ayala, Hugo Lindo, Pedro Geoffroy Rivas, Matilde Elena López, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Alfredo Massi, entre otros.
Este apoyo ha respondido al llamamiento de la campaña permanente “Contra el caos de la desmemoria”, que desde 1996 invita a donar o prestar algún objeto o documento con algún valor cultural, histórico o artístico. El MUPI formó parte del Comité que erigió el Monumento a las Víctimas Civiles de Violaciones a los Derechos Humanos durante el conflicto armado.
Además cuenta con una biblioteca especializada en temática social con mas de dos mil ejemplares para consulta.
Tiene su sede en la capital salvadoreña y lleva a cabo exposiciones itinerantes, charlas, talleres y cine foros sobre cultura, memoria y derechos humanos en los lugares más apartados del país. Igualmente mantiene una línea de producción de libros y audiovisuales.