Se trata, claro, del gran atractivo turístico de Querétaro que, durante siglos y debido a su cercanía con la capital del país, ha sido una ciudad descollante por su importancia estratégica en lo comercial y lo político, fue cuna de hombres célebres, sede de episodios fundamentales de la historia nacional y hogar de monumentos inolvidables.
El canal inicial del acueducto —de unos 5 kilómetros de longitud— va del manantial de La Cañada hasta los arcos, es un tramo que corre de oriente a poniente y actualmente está oculto en parte bajo la carretera de Querétaro a Tequisquiapan; la parte visible y más famosa, la arquería, mide aproximadamente 1.3 kilómetros y presenta 75 arcos de cantería rosa y mampostería (el último se construyó después, por el Ingeniero Salvador Álvarez), cuya altura máxima es de cerca de 28 metros (sobre el nivel del terreno).
El canal final, que parte donde termina la arquería llega hasta el convento de La Cruz y se esconde entre las bardas de las casas aledañas; al interior del convento hay un pequeño arco antes de los aljibes de almacenamiento y la fuente se encuentra 170 metros más adelante.
Para la mampostería se usaron rocas volcánicas sin desbastar y en las aristas de las pilastras y arcos se montaron piezas de cantera rosa labrada que adornan la arquería; la cal no era del lugar y las arenas son de origen volcánico, lo que explica la excelente condición que presenta hoy día el acueducto.