Catedral de San Salvador

Catedral de San Salvador, edificación de historia y fe

La Catedral de San Salvador es la iglesia principal de la arquidiócesis católica de San Salvador, en El Salvador, y sede del arzobispo metropolitano.

El sitio en que hoy se sitúa la catedral de San Salvador, en el centro de la ciudad, es el lugar en donde en el siglo XIX estaba la iglesia colonial de Santo Domingo, que fue destruida por un terremoto en 1873. Frente a la catedral está ubicada la Plaza Gerardo Barrios de San Salvador, también conocida como Plaza Cívica; y en su costado occidental se levanta el Palacio Nacional. La catedral tiene una historia de tragedia y de renacimiento. En 1888 se terminó una catedral de madera que sirvió como asiento de los arzobispos de San Salvador, en el solar que antes ocupó la iglesia de Santo Domingo. El 8 de agosto de1951, este templo fue consumido por un incendio. En 1956, el arzobispo Luis Chávez y González emprendió las obras de reconstrucción de la catedral que se prolongaron por cuatro décadas.

La Catedral presenta un esquema de tipo romano, de una sola nave atravesada por otras dos laterales formando una cruz de proporciones rectangulares que termina en un altar circular. Su arte fue forjado por Fernando Llort quien realizó una mezcla entre la cultura occidental con otros de raíces indigenistas, representando la integradora realidad cultural del pueblo salvadoreño.

En el mural de cerámica se representa alegóricamente al pueblo de Dios, el nuevo hombre y nueva mujer con los instrumentos que se utilizan para su trabajo, también figuras celestiales como ángeles guardianes; la paloma, símbolo de paz y la representación de la última cena de Jesucristo.

En su interior se sorprenderá al ver la belleza y a la vez la sencillez de esta edificación. Coloridos vitrales, ocho vistosos óleos que retratan la vida de Cristo en el área del altar traídos de Pamplona, España, e incluso cuatro preciosas esculturas de los evangelistas San Mateo, San Lucas, San Marcos y San Juan.

En la parte central de la Catedral podrá apreciar la majestuosidad de la cúpula. En ella se representa al cielo como un paraíso en el que, junto a la Santísima Trinidad, San José y la Virgen María, participan de la bienaventuranza de los ángeles y personas de todas las razas y estratos sociales; se incluyen en ella animales y vegetación para indicar el carácter universal de la redención de Cristo.

También podrá apreciar en una de sus capillas laterales la imagen con la advocación de la Madre del Salvador, perteneciente al siglo XVII. Ésta fue restaurada en territorio ibérico y fue donada a El Salvador por la Reina Sofía de España en febrero de 2001.

Se recomienda que todo visitante complete su recorrido hasta la cripta en la que encontrará los mausoleos de autoridades religiosas y la sepultura de Monseñor Óscar Arnulfo Romero.

Esta es un relieve yaciente de bronce de 2.50 metros hecho por el escultor italiano Paolo Borghi. La obra representa al obispo “durmiendo el sueño de los justos”. Le custodian los cuatro evangelistas, como “guardianes del profeta hasta la segunda venida de Cristo” que sostienen los extremos de un lienzo que representa la Palabra de Dios y sobre el que hay depositadas una palma y varias rosas.

En la parte izquierda de la cripta está una sucesión artística de 14 misterios del viacrucis plasmados en pinturas de Luis Lazo en 2010. Así mismo hallará un destacable “Cristo Negro del Camino” en memoria de Mauricio Duke Carazo, quien falleció en un accidente carretera a La Libertad en junio de 1922. Esta fue una donación, en febrero de 2011, por parte de sus familiares y representa al Crucifijo del Santísimo Cristo de la Agonía de Limpias.

Anualmente, esta impetuosa edificación protagoniza “la bajada” del Divino Salvador del Mundo, donde se celebra el misterio de la Transfiguración cada 4, 5 y 6 de agosto, fiestas patronales de San Salvador. En estas fechas, miles de salvadoreños se dan cita en el Centro Histórico para presenciar esta costumbre heredada.