Como refugio de vida silvestre, Playa La Flor es tanto un punto de ocurrencia de las impresionantes arribadas masivas de tortugas Paslamas, como también un interesante ecosistema que reúne diversas especies de flora y fauna costera en un atractivo sitio natural. Tomando en cuenta esto último, en esta reserva ya se comenzó a ofrecer una caminata por los senderos que recorren buena parte del refugio.
La caminata es dirigida por alguno de los guardaparques, e inicia cerca de la casa base de La Flor, en la zona de anidación posterior a la playa. Se comienza en el Sendero del Tamarindo, el cual transcurre por un trecho paralelo a la playa, pero luego se toman otros senderos que se internan en dirección contraria a la misma, en zona de antiguos potreros hoy cubiertos por vegetación o áreas de reforestación. Aquí se puede apreciar enormes árboles de jenízaros, mangos y otras especies, así como grandes colonias de hormigones, ardillas, monos congos y aves como el gavilán, entre muchos otros.
El recorrido sale nuevamente a la playa, en el extremo sur de la pequeña bahía de La Flor. Se continúa por la arena y se pasa por el bonito y pequeño estero del río La Flor y su desembocadura en el mar, un lugar de aguas tranquilas en el que se reposan aves de diversos tipos. En toda la zona costera se puede aprecia cangrejos de diferentes especies y a las aves marinas transitando o cazando. La caminata termina en el área de la casa base, a donde se llega nuevamente.
El recorrido completo se realiza en aproximadamente 1 hora 30 minutos, aunque se puede acortar usando otros senderos alternativos. Para el guía se solicita un pago de US$10 dólares por grupo. Esta caminata se puede realizar en cualquier época del año y sólo es necesario consultar en la casa base por un guía para hacer el recorrido por los senderos de la reserva.